El presidente de la Generalitat catalana, Quim Torra, y el lendakari vasco, Íñigo Urkullu, volvieron a ser la punta de lanza de las críticas a la gestión, que tachan de "centralista", de la crisis del COVID-19. Los presidentes autonómicos del PP, con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza, reclamaron que el debate político de la pandemia se sustancie en el Senado.

Cataluña ya trató de desafiar al Gobierno, estableciendo unos horarios por franjas de edad en las salidas de los niños, autorizadas desde ayer. Illa desautorizó expresamente esa medida y la Generalitat plegó velas diciendo que se trataba de recomendaciones. Pero el pulso siguió durante y, sobre todo, después de la videoconferencia. Torra se quejó de que la "cumbre" telemática sea "un monólogo" en el que Sánchez repite los anuncios realizados en la víspera, al tiempo que sostuvo que "la centralización no ha funcionado". El lendakari vasco reclamó al Ejecutivo de Sánchez "más criterios y menos tutelas" y puso como ejemplo el modelo alemán de "codecisión". Todavía escuece el papel secundario que tuvo el País Vasco en la vuelta a la actividad de la industria pesada. Urkullu pidió la apertura progresiva de la actividad comercial. Los presidentes autonómicos del PP llegaban con una reivindicación anunciada poco antes por Pablo Casado en redes sociales. Pretenden que la videoconferencia de presidentes, un formato que ayer vivió su séptima entrega, se traslade al Senado. El andaluz Juan Manuel Moreno abogó por un plan nacional de rescate del turismo y pidió que el desconfinamiento se inicie "por comarcas". El aragonés Javier Lambán (PSOE) propuso que los municipios de menos de 5.000 habitantes sean los primeros en la desescalada, y el cántabro Miguel Ángel Revilla reclamó que se abran más actividades económicas y comerciales, como librerías y tiendas de ropa. Adrián Barbón reclamó controles "más contundentes" en las residencias de mayores, "que en Asturias ya se hacen". Canarias recibió un jarro de agua fría, ya que pretendía iniciar hoy su transición y se encontró con la negativa por respuesta: primero toca el plan que aprobará el Consejo de Ministros. Pedro Sánchez se mostró categórico con la situación económica que se avecina: "La economía está en modo guerra", constató.