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Campanas contra la pandemia

El tañido de la "Santa Cruz" desde la torre de la Catedral de Oviedo combatía la enfermedad l En ella está grabada la expresión: "Ahuyento la peste"

Campana "Santa Cruz" de la Catedral de Oviedo, fundida en 1539. LNE

"Alabo al Dios verdadero, llamo al pueblo, congrego al clero, lloro a los difuntos, ahuyento la peste, alegro las fiestas. Esta obra fue hecha en el año del Señor de 1539". Es la inscripción que se puede leer en la "Santa Cruz", la campana más grande de Asturias, con dos toneladas de peso, colocada en la torre de la Catedral de Oviedo en el año 1539 y obra del maestro campanero Tristán de Agüero.

La "Santa Cruz" cumple de este modo con la tradición de las campanas de todas las catedrales e iglesias: no solo llamar al rezo, sino informar a modo de sirena de catástrofes o amenazas. El deán de la Catedral de Oviedo, Benito Gallego, recordaba ayer cómo, "siendo niño, en el pueblo de León en el que vivía la campana de la iglesia tocaba para ahuyentar las tormentas que echaban a perder las cosechas". La "Santa Cruz", con casi medio siglo de historia, tenía esa función de "ahuyentar la peste", la pandemia. Así se hizo durante décadas hasta que una fisura que la atraviesa de arriba abajo, y ya detectada a finales del siglo XVIII, aconsejó que no se hiciese sonar con frecuencia.

Las campanas siempre han tenido esas funciones sociales, y en cierto modo se mantienen en la actualidad. La Catedral de Oviedo hace tañer a diario sus campanas a la hora del ángelus, a las doce del mediodía, y desde el inicio de la crisis sanitaria lo hace de forma distinta a la habitual. "Las campanas tocan diez minutos, un toque más largo de lo normal", explica Gallego. El objetivo es "recordar a los fieles que la Iglesia está ahí para reconfortarles e invitarles a que recen". Gallego también lo entiende como "una suerte de homenaje a los difuntos". Eso sí, se sigue con la tradición medieval de no tocar a difuntos durante las pandemias que causan gran número de víctimas, para no alertar a la población.

Oviedo sigue las indicaciones de la Conferencia Episcopal dadas a los pocos días de la declaración del estado de alarma por el COVID-19. En el caso de la Catedral ovetense ese toque del ángelus está automatizado y motorizado.

La "Santa Cruz" comparte espacio con la "Wamba", la campana en uso más antigua de España, que empezó a sonar en 1219. La "Wamba" tiene 139 centímetros de diámetro, 119 centímetros de alto y tres toneladas de peso, y una inscripción que nada dice de pandemias: "Para dar gloria a Dios y libertad a la patria, Cristo truena, Cristo suena, Cristo vence, Cristo reina y Cristo impera".

Las campanas siempre han sonado en situaciones de excepcionalidad y lo siguen haciendo cientos de años después.

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