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Crisis del coronavirus

Cerco a las carreteras con León, Galicia y Cantabria para evitar contagios importados

Illa abre la puerta a realizar el desconfinamiento por áreas sanitarias o comarcas, si se garantiza que "no hay movilidad fuera de ese perímetro" - Barbón cree que "la marca Asturias saldrá reforzada" y el Principado "acompasará" su estrategia al plan nacional de desescalada

Cerco a las carreteras con León, Galicia y Cantabria para evitar contagios importados

La Guardia Civil reforzará la vigilancia y los controles en las carreteras fronterizas de Asturias con León, Lugo y Cantabria para evitar contagios de coronavirus. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el del Interior, Fernando Grande-Marlaska, coincidieron ayer en que el control de la movilidad será exhaustivo en los próximos días y un factor "determinante" para evitar el temido rebrote de la pandemia. Mientras, el Principado volverá a reunir hoy a su equipo de expertos para "reconducir" la hoja de ruta asturiana sobre el desconfinamiento y "acompasarla" al plan nacional, con plazos mucho más cortos para la recuperación de actividades. Asturias podrá desconfinar en función de la situación de sus áreas sanitarias, pero deberá garantizar que no hay desplazamientos de las zonas menos afectadas a las más castigadas por el coronavirus.

"Control específico"

"Control específico"

Las carreteras fronterizas entre Asturias y León, Lugo y Cantabria tendrán "un control específico" para que se cumplan a rajatabla las nuevas condiciones del plan de desescalada, que prohíbe los desplazamientos entre provincias hasta que todas hayan superado las cuatro fases que han de conducir a "la nueva normalidad", señalada para finales de junio, "si todo va bien", según recalcaron Illa y Marlaska. "Ya estamos viendo la luz y no nos podemos permitir volver para atrás. Controlar la movilidad, después de estas siete semanas, es mucho más importante para seguir avanzando", afirmó el ministro del Interior, que ni confirmó ni desmintió que el Ejército tenga que llegar a participar en la vigilancia de los desplazamientos por carretera. "Estarán de servicio los agentes que sean precisos para garantizar que la norma de salud pública se cumple", afirmó Marlaska.

Una preocupación compartida por el Gobierno asturiano tras la experiencia del pasado mes de marzo cuando se dispararon los casos positivos en la región, sobre todo de gente procedente de Madrid, según insistió el presidente del Principado, Adrián Barbón, nada más conocer el plan del Gobierno de Pedro Sánchez. Salvador Illa también abundó en la idea de que el control de la movilidad interior, dentro de la propia provincia, será determinante para que el Ministerio de Sanidad autorice una desescalada por otro tipo áreas territoriales. Asturias, Comunidad Valenciana, Galicia o Castilla y León son algunas de las comunidades que pretenden que las fases de transición puedan realizarse por áreas o departamentos sanitarios distintos al criterio de provincia o isla. "Estamos abiertos a otros planteamientos, si cumplen con los criterios necesarios para efectuar con todas las garantías el proceso de transición a la nueva normalidad", reconoció Illa. El Ministro señaló que la condición a cumplir, en este caso, por las comunidades autonómicas consistirá en "garantizar que la movilidad no se produce fuera de ese perímetro con una información epidemiológica, sanitaria y económica que esté referenciada en el área en cuestión".

El vicepresidente del Gobierno regional, Juan Cofiño, ya advirtió la semana pasada que sería "difícil" gestionar un desconfinamiento por concejos, para aliviar antes las restricciones en los municipios menos castigados por el COVID-19. Tras analizar el contenido íntegro del plan de desescalada nacional, Cofiño lo valoró de forma "muy positiva, porque introduce certidumbres para las administraciones públicas, sectores económicos y población". Pero obligará a modificar "la hoja de ruta" del Principado tras la primera reunión de trabajo con su grupo de expertos. Inicialmente, el Gobierno regional pensaba en un desconfinamiento en tres fases, más prolongado en el tiempo que el estatal, pues la apertura paulatina de actividades se pausaba hasta finales de año. Ahora el Ejecutivo autonómico "reconducirá" su estrategia, "para acompasarse" con el plan nacional anunciado ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Hoy mismo volverá a reunirse el equipo de expertos convocado por el Principado para estudiar posibles alternativas sobre "las singularidades de Asturias", que puedan ser "complementarias", según Cofiño, con el guión general marcado desde Moncloa.

"Confianza"

"Confianza"Mientras tanto, el presidente de Asturias, Adrián Barbón, puso el foco en la respuesta positiva de la industria agroalimentaria asturiana y defendió que "la marca Asturias puede salir reforzada de esta crisis", por la confianza que generan los productos de la región en los consumidores.

Barbón realizó ese planteamiento tras mantener, ayer, con el director, una videoconferencia, en la que también participó el consejero de Desarrollo Rural, Alejandro Calvo.

Pulso con Sánchez

Pulso con SánchezEl plan de transición hacia "la nueva normalidad" ha intensificado el pulso que mantienen los barones autonómicos del PP y los presidentes nacionalistas con Pedro Sánchez. En cambio, los presidentes de Canarias, Ángel Torres, y de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, valoraron positivamente su contenido.

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, afirmó que "es un plan con algunas luces y muchas sombras", al tiempo que lamentó el "papel testimonial" de las comunidades autónomas. "No ha sido negociado ni mucho menos consensuado con las comunidades autónomas y, desde luego, Galicia no lo puede avalar porque tiene serias lagunas de eficacia", reprochó Feijóo. La madrileña Isabel Díaz Ayuso acusó al Gobierno central de "aprovechar el miedo" para imponer su "ruta dictatorial", con la que "controlar a los medios o acosar a la oposición en el Congreso de los Diputados", mientras que el andaluz Juan Manuel Moreno sostuvo que el plan de Sánchez adolece de "claridad, simplificación y un análisis previo" con las comunidades autónomas y con el resto de fuerzas políticas.

Los gobiernos de tinte nacionalista también ahondaron en sus críticas a la gestión del Gobierno socialista. Urkullu mantuvo que el plan responde a "un modelo provincial, que supone un retroceso centralizador y una anomalía incomprensible" y cargó contra la pretensión de ampliar el estado de alarma. La portavoz del Govern catalán, Meritxell Budó, lamentado que el plan se haya "elaborado sin tener en cuenta a Cataluña y el resto de territorios".

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