La amenaza del PP de retirar su apoyo a nuevas prórrogas del estado de alarma y el distanciamiento de quienes fueron sus socios de investidura, PNV y ERC en especial, hace peligrar una medida que el Gobierno considera crucial para coordinar la salida gradual del confinamiento a lo largo de los dos próximos meses. El Congreso fue ayer escenario de otra sesión bronca entre el Ejecutivo y la oposición, a la que esta vez se sumaron las críticas explícitas de sus antiguos aliados por acción u omisión.

Pedro Sánchez empieza a quedarse más solo que nunca en el momento más arriesgado de su carrera política y del país entero, la salida del confinamiento. En el hemiciclo, el PP acusó al Ejecutivo de organizar una "desescalada caótica" y puso en cuestión la honestidad del jefe del Ejecutivo cuando dice tenderle la mano, pero ni siquiera le mantiene al corriente del plan para la salida del confinamiento. "Decía Tarradellas que en política se puede hacer de todo menos el ridículo. Usted puede seguir haciendo el ridículo, pero no nos pida que lo hagamos con usted", advirtió Casado, sin comprometer su voto en la comisión de reconstrucción ni en una anunciada prórroga de la alarma, que sería la cuarta.

La asunción de errores por parte de Sánchez y su petición al PP de que abandone su "postura intransigente" para "arrimar el hombro" no aplacaron a Casado.

Ciudadanos dejó atrás el tono suave de los últimos debates. "A su plan le falta una fase: la fase de llamar a la oposición", protestó el portavoz de los naranja, Edmundo Bal, quien criticó la hoja de ruta dada que el Gobierno se propone seguir durante los dos próximos meses. Ciudadanos se suma así a quienes advierten sobre que estamos ante "un plan inseguro" porque comienza a desarrollarse sin tener los resultados del estudio serológico masivo y está plagado de contradicciones.

ERC, que se abstuvo en la anteriores prórrogas del estado de alarma por considerar que suspende las competencias autonómicas y que prefiere marcar distancias cuando su concurrencia en apoyo del Ejecutivo no es indispensable, se alineó con los que reprochaban a Sánchez la falta de información previa al alumbramiento del "plan hacia la nueva normalidad" en el Consejo de Ministros. "Ya vi la rueda de prensa, ya la vi. Es la única fuente de información que tenemos, algo que les debería de hacer reflexionar si quieren mantener el espíritu de los 180 diputados de la moción de censura. Se lo digo muy claro: ¿Cuánto le importa la legislatura?", advirtió el portavoz republicano, Gabriel Rufián. Criticó que el Gobierno actúe "sin diálogo", "sin consensuar" y opinó que esa ausencia de coordinación se traduce en incongruencias. "No tiene sentido ir a cortarse el pelo a la peluquería antes de poder ir a ver a tu madre", remarcó, para pedir a Sánchez que "finiquite" el estado de alarma y devuelva las competencias a las autonomías. Esquerra se abstuvo en la votación de la tercera prórroga del estado de alarma, con la advertencia de que su posición comenzaba a derivar hacia el rechazo. Vox, JxCat y la CUP votaron en contra.

La próxima semana, debate

El Gobierno no se dirigió todavía al Congreso para pedir la autorización de una nueva prórroga del estado de alarma. La actual está en vigor hasta el 15 de mayo y Sánchez anunció ya el martes su ampliación, que tendrá que someterse a debate en el Congreso a lo largo de la semana que viene.

Los socialistas dudan que el PP llegue a materializar la amenaza de retirar su apoyo a la cobertura legal para que el Gobierno asuma el control de la gestión de la pandemia. Los votos del PSOE, Unidas Podemos y el PP serían suficientes para mantener el estado de alarma, pero el Gobierno se arriesga a perder también el respaldo del PNV, al que considera su aliado estratégico, lo que complicaría el restablecimiento de relaciones una vez superado este período de excepcionalidad. Los nacionalistas vascos apoyaron la última prórroga del estado de alarma, pero se muestran impacientes por recuperar la plenitud competencial y disponer de margen de maniobra en el nuevo período de la crisis sanitaria.

"El Gobierno y las instituciones vascas instamos al presidente Pedro Sánchez y al Gobierno español a establecer un mecanismo de interlocución bilateral para coordinar la toma de decisiones que afectan a Euskadi". El lendakari se mostró ayer contundente para advertir que "no se puede mantener el mando único y el estado de alarma" de la manera en que lo hace el Gobierno central.

El País Vasco defiende una agenda propia, que incluiría la celebración de elecciones autonómicas en julio si así lo deciden hoy los partidos políticos.