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Carlos García sintió que flotaba tras 48 días enjaulado

Carlos García, ayer a primera hora de la mañana, corriendo por el centro de Oviedo, con la Catedral a sus espaldas. MIKI LÓPEZ

Carlos García sintió que flotaba, que iba volando cuando, aún de noche, salió a correr por el centro de Oviedo. Fueron 48 días en casa, jornadas de trote enjaulado y rutinario en la cinta doméstica. A un tipo que piensa en maratones, el viento en la cara le supo a gloria. Fueron 15 kilómetros, hoy hará 20, todo programado en un plan intocable. Al fondo, en su cabeza, el maratón de Valencia, en diciembre. ¿Podrá correrlo? Ayer no le gustó lo que veía. "Siempre que salgo a las siete de la mañana estoy solo, hoy hay mucha gente y no respetan la distancia ni llevan mascarilla. Los que corremos y sudamos somos más peligrosos", avisa. "Habrá agujetas además, he visto muchos que no están de correr". Y siguió su ruta.

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