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Restaurantes solo de "ida" en las Cuencas: la recogida de comida en el local no cuaja

"Supondría unos gastos mayores y un lío para entregar los pedidos", explica Elías Coto, propietario de una hamburguesería de La Felguera

Arriba, Elías Coto toma nota de un pedido. En el círculo, José Emilio Morán corta el pelo a Mario Suárez. JUAN PLAZA

La comida no se lleva en las Cuencas. Al menos si es el cliente el que va a buscarla. Los restaurantes de las comarcas mineras, al igual que en el resto del país, ya tenían desde ayer la oportunidad de preparar los pedidos para que los propios comensales fueran a recogerlos. Sin embargo, pocos optaron por esta vía. Los que tienen servicio de entrega a domicilio prefieren seguir apostando por esta otra opción para "evitar riesgos y no aumentar costes".

Es el caso de Elías Coto, de la hamburguesería Tupí de La Felguera. "No me lo he planteado porque hacer las entregas en el local supone más gasto de luz, además de tenerlo todo acondicionado para el tema de guantes, geles desinfectantes y demás. También puede ser un lío gestionar el reparto porque puedes dar una cita para las cinco y que esa persona llegue veinte minutos más tarde, con lo que se trastocaría todo", explicó este empresario langreano, que añadió: "Ahora lo estamos llevando entre mi mujer y yo. Ella se ocupa de la cocina y yo de coger el teléfono y entregar los pedidos y preferimos que siga siendo así, al menos de momento. Les perres son importantes pero la salud está por delante", apostilla.

También en La Felguera está la ferretería Villa, que ayer abrió sus puertas de nuevo. "Está viniendo bastante gente. Lo que estamos haciendo es atender de dos en dos porque el local es grande y somos dos personas las que estamos trabajando. También hemos recibido muchos pedidos por teléfono", señaló el propietario del negocio, Santiago Menéndez.

Uno de los clientes fue Maximino Martínez, presidente de la Federación Asturiana de Fútbol. "Ando arreglando unas cortinas y necesitaba algo de material. La verdad es que es una alegría vayan abriendo las tiendas y se recupere la normalidad poco a poco, aunque tenemos que seguir siendo cautos y respetar las normas".

En Sama, José Emilio Morán, responsable de Peluquería Morán corta el pelo a Mario Suárez sin separarse del auricular inalámbrico. "Con el pinganillo este parezco un teleoperador", bromea. La comparación, sin embargo, no es exagerada porque las llamadas no paran. "Antes el tiempo de espera podía estar en dos o tres días. Ahora ya tengo gente para más de tres semanas, serán más de 300 personas en total".

La vuelta a la normalidad también ha conllevado cambios organizativos: "Tengo una empleada y nos hemos organizado en dos turnos, dejando una hora por el medio para hacer una limpieza a fondo del local. Se cumplen todas las medidas de higiene y seguridad y lo que estoy barajando es poner una mampara entre los dos sillones por si empezamos a trabajar juntos".

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