El Gobierno apuró los contactos con el PNV y Ciudadanos para garantizar que la prórroga del estado de alarma, aprobada ayer en el Consejo de Ministros, salga adelante hoy en el Congreso aunque no cuente con el apoyo del PP. Con la formación de Arrimadas, el PSOE cerró un acuerdo que le garantiza su respaldo. Los nacionalistas vascos presentaron a última hora una serie de enmiendas, orientadas a ampliar la capacidad de decisión de las comunidades autónomas en la desescalada, de cuya aceptación dependerá que mantengan o no su voto favorable a mantener la situación de emergencia.

El Gobierno considera que el apoyo del PP es ya irrecuperable, pero el propio presidente Sánchez se empleó ayer a fondo en la sesión de control al Ejecutivo en el Senado para contener que el rechazo de los populares no rebase la abstención. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, criticó el "chantaje" lanzado la víspera por el ministro Ábalos de responsabilizar al principal partido de la oposición de un posible rebrote de la pandemia si la desescalada se realiza de forma desordenada. García Egea instó a Sánchez a recurrir a la ley de seguridad nacional, la de salud pública y la de protección civil para gestionar las fases de la desescalada. El Ejecutivo sostiene que ese conjunto normativo no garantiza una salida ordenada del confinamiento, lo que sí se consigue con el marco jurídico que proporciona el estado de alarma.

Con un debate que anticipa mucho de lo que hoy se escuchará en el Congreso, la sesión de control al Gobierno en el Senado sirvió para dejar constancia de que el PP cerró ya la puerta a votar a favor de la prórroga del estado de alarma, aunque mantengan la incógnita de si se opondrá o irá a la abstención, la opción más probable. Después de setenta días sin pisar la Cámara Alta, el presidente Sánchez dedicó los 21 minutos de que dispone para responder a la oposición a emplearse a fondo en una defensa férrea de las bondades del estado de alarma. Como un frontón, en un hemiciclo semivacío y con los escaso senadores manteniendo las distancias, el portavoz del PP, Javier Maroto, replicó al presidente que "mantener 'sine die' el estado de alarma es solo una herramienta para protegerlo a usted, porque está atrapado".

En estas circunstancias, el Gobierno se volcó ayer en atraer los votos favorables del PNV y Ciudadanos, que le garantizan que la prórroga salga adelante incluso en la opción más improbable de que el PP opte por votar en contra, lo que lo llevaría a alinearse con Vox, JxCat, la CUP y ERC, si finalmente mantiene la decisión del rechazo. Con esos dos apoyos la prórroga estaría garantizada en una votación ajustada. El Ejecutivo quiere evitar todo riesgo y negociaba con ERC que salga del "no" y vuelva a la abstención de las ocasiones anteriores en las que la prórroga se sometió al Congreso, lo que le concedería más holgura en el supuesto de un voto en contra de los 88 parlamentarios del PP.

En el acuerdo alcanzando con Ciudadanos, el Ejecutivo se compromete a mantener más allá del tiempo que se prolongue el estado de alarma medidas como los ERTE y las ayudas a la pymes.

El PNV, por su parte, registró en el Congreso una serie de enmiendas en las que exige que la relajación del confinamiento se decida de forma compartida entre el Gobierno y las comunidades y que las medidas sean ejecutadas por los responsables autonómicos. De lo que ocurra con esas enmiendas, que se votan hora y media antes, dependerá si el PNV apoya o no la ampliación del estado de alarma.

Los nacionalistas vascos, cuyos seis diputados vienen respaldando las prórrogas, considera necesario mejorar las condiciones aprobada ayer por el Consejo de Ministros para adecuarlas "a la realidad de cada ámbito territorial". Así, en línea con la posición trasladada en las últimas semanas, propone que la desescalada se gestione "de forma compartida" con las comunidades autónomas.