La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

YAGO PICO DE COAÑA SUÁREZ | Inmunólogo asturiano del Instituto Karolinska de Suecia

"Nada de lo que aprendimos del covid-19 estos meses es una verdad absoluta"

"Ya no nos acordamos de lo que supone ver morir a un hijo de viruela o sarampión: esa es la mayor fuerza ahora del movimiento antivacunas"

El inmunólogo asturiano Yago Pico de Coaña. FDV

El inmunólogo asturiano Yago Pico de Coaña es investigador senior en el Instituto Karolinska de Suecia, una de las instituciones científicas más prestigiosas del mundo, y encargada de nombrar los Nobel de Medicina. Hijo del diplomático asturiano del mismo nombre, Pico de Coaña trabajó en Colombia con el profesor Elkin Patarroyo, creador de una vacuna contra la malaria, y que fue quien inspiró su pasión por la Biología. Su investigación actual está relacionada con las inmunoterapias, concretamente el tratamiento de bloqueo de punto de control del sistema inmune en pacientes con melanoma maligno o cáncer de pulmón. Recientemente ha participado en un coloquio de científicos españoles en Suecia sobre el covid-19.

-Del SARS-CoV-2 se ha dicho que puede producir una inmunodepresión, de alguna manera como el virus del sida, pero también una respuesta inmunológica exacerbada. ¿Con qué nos quedamos?

-Llevamos aprendiendo de este virus 4 o 5 meses, y de lo que vamos aprendiendo día a día nada es una verdad absoluta. En los procesos infecciosos, el patógeno se aprovecha primero de debilidades en el sistema inmune para entrar. Los coronavirus tienen un mecanismo que les protege de los primeros sistemas de respuesta del sistema inmune y consiguen entrar gracias a inmunodeprimir al infectado. Una vez dentro, el virus afecta no solo al epitelio pulmonar, sino también a células inmunes. Entonces el cuerpo da la señal de alarma, acuden más células del sistema inmune y se produce una respuesta excesiva. Parece ser que hay dos fases, una primera en la que se inmunodeprime y otra en la que el crecimiento del virus crea una respuesta excesiva.

-¿Qué piensa de la teoría que sostiene que la vieja vacuna contra la tuberculosis, desarrollada hace casi un siglo, puede ofrecer cierta protección frente al nuevo coronavirus?

-La [vacuna] BCG utilizaba una cepa de tuberculosis que afectaba a humanos y se empleaba para inmunizar a humanos. La protección que ha ofrecido frente a la tuberculosis ha sido muy variable. Generarla con un control de calidad constante es muy difícil, alcanza un máximo del 30%. La ventaja que tiene esta vacuna es que es un estimulador del sistema inmune. Hay estudios en los que se utiliza esta vacuna para estimular el sistema inmune de pacientes con cáncer. Estas estimulaciones del sistema inmune que no son específicas, puede que tengan algún efecto positivo frente al coronavirus. Pero volvemos a la primera pregunta: hay que tener cuidado con qué tipo de respuesta se genera en el sistema inmune, porque puede ser positiva o perjudicial.

-¿Se ha descartado ya por completo el uso de hidroxicloroquina, el fármaco contra la malaria, para tratar el covid-19?

-Aunque este ya no es mi campo, parece que la hidroxicloroquina ofrecía resultados esperanzadores al principio, pero en los estudios más amplios que se han hecho parece que se está descartando. Ahora se ha tomado la decisión de ver cómo responden los pacientes en el futuro.

-Hay un compuesto, el Aplidin, previamente utilizado en humanos contra el cáncer, que parece prometedor. El virólogo del CSIC Luis Enjuanes, del Centro Nacional de Biotecnología, ha demostrado su eficacia.

-Luis Enjuanes es una eminencia, un científico brillante. El Aplidin estaba en ensayos de fase 3 para pacientes de mieloma múltiple. Se ha probado en experimentos de Enjuanes que aún no están publicados. Evitaba, y esto es importante, in vitro, la replicación de los coronavirus antiguos que ya conocíamos. Van a empezar experimentos con el SARS-CoV-1, el de 2003, y el SARS-CoV-2. Son primeros pasos. El salto de un ensayo in vitro a que funcione en un cuerpo adulto es muy grande. Sin embargo, estos compuestos cuya seguridad está demostrada, porque están en fase 3, son candidatos mucho más rápidos para responder a esta crisis de forma urgente.

-¿La menor biodiversidad de la naturaleza, producida por la extinción de especies, reduce la posibilidad de encontrar compuestos para fármacos?

-Una menor diversidad de la naturaleza nunca es buena noticia. Además, la naturaleza nos da ideas de nuevos compuestos. Un ejemplo es la cloroquina, que es una síntesis artificial de un compuesto natural, la quinina, presente en la corteza de los árboles.

-Y que contiene la tónica.

-Sí, exacto. Los árboles de quinina eran un recurso estratégico en el siglo XVI. Estaban solo en Perú, controlado por el imperio español, los holandeses los llevaron a la isla de Java y se convirtieron en un recurso estratégico esencial durante la Segunda Guerra Mundial. La biodiversidad será un recurso estratégico importantísimo.

-¿De qué depende la duración de la inmunidad tras una infección vírica? ¿Es diferente en cada persona?

-Sí, también depende del individuo. Los mayores tienen un menor efecto de memoria. Cuando nos inmunizamos, la segunda respuesta es más fuerte que la primera. Por eso solo cogemos la varicela una vez en la vida. Pero la calidad de esa memoria inmune baja con la edad. También puede haber factores genéricos y de salud que influyen.

-¿Cómo se explica que la vacuna del sida se haya resistido durante cuarenta años? ¿Podría ocurrir lo mismo con la del SARS-CoV-2?

-Estoy a favor de acelerar las vacunas en una emergencia, pero el desarrollo normal pasa de 5 años. El virus del sida es muy distinto. La diana principal de la infección de VIH son los linfocitos T4, que son las células del sistema inmune más importantes de una vacuna. Si no los tienes es muy difícil desarrollar una respuesta inmune. En el caso del SARS-CoV-2, parece ser que responde de forma menos cambiante a la presión de la inmunidad, y podría ser más sencillo encontrar una vacuna.

-¿El movimiento antivacunas seguirá haciendo daño después de esta pandemia o callará para siempre?

-El mayor enemigo de una vacuna es su éxito. Ya no nos acordamos de lo que es que un hijo se muera de sarampión, tosferina o viruela. Esa es la mayor fuerza del movimiento antivacunas. Lo mejor para luchar contra la debilidad de las vacunas, que es su éxito, es la educación científica. Desafortunadamente, por el ruido que escucho en redes sociales, el movimiento antivacunas está reforzándose en sus creencias y en sus teorías de la conspiración.

Compartir el artículo

stats