Los responsables gubernamentales han ideado un plan para que los libros no contagien: una cuarentena de 14 días. Así que leer, por ejemplo, a Juan Gómez Jurado, a Arturo Pérez Reverte o a María Dueñas va a ser más difícil todavía (al menos durante la fase 1 hacia la "nueva normalidad"). El lector tiene el libro 15 días en casa, lo devuelve y éste no vuelve a salir de manera inmediata (se queda dos semanas esperando para evitar un posible contagio del virus).

Esta es la novedad mayor de las normas hechas públicas ayer en el Boletín Oficial del Estado. Otras destacadas son que no se va a poder acudir a las salas de estudio ni a las de ordenadores. O sea, que el usuario no puede buscar el título que quiera leer, que debe llegar con él sabido de casa. Luego se lo tiene que comunicar al empleado de la biblioteca y este lo buscará y se lo entregará (las medidas específicas para las bibliotecas no señalan nada del uso de guantes de látex o de mascarillas). Otro asunto que destaca el BOE es que "no podrán llevarse a cabo actividades culturales" ni tampoco actividades de "préstamo interbibliotecario".

" No se desinfectarán los libros y publicaciones en papel" porque no será necesario: las bibliotecas habilitarán un espacio "para depositar, durante al menos catorce días, los documentos devueltos o manipulados y disponer de carros suficientes para su traslado".

Los libros que se consulten en la la sala correspondiente no se van a devolver a su estantería, también van a sufrir dos semanas cuarentena. La idea es dar tiempo para que el coronavirus desaparezca.

Los baños de la biblioteca se pueden utilizar, pero una persona cada vez (si no precisa asistencia) y se limpiarán seis veces al día.