"El confinamiento ha funcionado perfectamente, el virus del covid-19 está desapareciendo, pero puede quedar una reserva que hay que aislar; no podemos bajar la guardia, y las medidas de confinamiento y de distanciamiento de seguridad son fundamentales". Así se refirió el jefe de Inmunología del HUCA, Carlos López Larrea, a la situación actual de la pandemia en una charla transmitida en directo a través de internet en la sala virtual del Club Prensa Asturiana, que ha regresado tras el confinamiento para seguir ofreciendo a los asturianos contenidos y debates de interés. La presentación del científico corrió a cargo de Javier Gámez, filólogo y profesor de Literatura.

López Larrea, que puso de manifiesto que las epidemias son consustanciales al ser humano y han tenido una importante incidencia a lo largo de la historia, señaló que la actual "es una epidemia global y la respuesta tiene que ser global; de nada sirve que en un sitio haya poca infección cuando la hay en el país de al lado."

Se mostró, asimismo, convencido de que "la respuesta científica va a dar solución a esto, con medidas médicas y no médicas". Destacó, especialmente, la rapidez de la investigación, propia de nuestro tiempo. Recordó, por ejemplo, que cuando apareció el VIH, a finales del siglo pasado, "se tardó dos años en saber que era un virus y hasta que surgieron tratamientos eficaces antivirales se tardaron diez años más o menos".

En cambio, con el covid-19, "el desarrollo en tres meses es espectacular; el virus aparece en enero, a los quince días se sabía la secuencia vírica, cómo afectaba y qué se podía hacer desde el punto de vista médico". Aunque ante una invasión tan dramática "no había forma de hacer un tratamiento racional, ni siquiera ensayos clínicos". Pero se han hecho más de 10.000 publicaciones internacionales sobre la pandemia.

Pese a estos avances, se mostró prudente respecto a la aparición temprana de una vacuna. A favor de la investigación está el hecho de que el coronavirus tiene mucha estabilidad genómica, poca capacidad de mutación. Pero, como destaca el investigador, las vacunas tienen que ser seguras, eficaces y cubrir a toda la población, con lo que se tienen que producir en cantidades ingentes. Y, en cualquier caso, puede tardar. "No se pueden saltar los procesos, y hay que seguir unas pautas, y en muchos casos para cumplir todas las fases pueden pasar años; y también está el hecho de que no hay vacunas para todos los virus", explicó. Con todo, hay un intenso trabajo que bien podría dar su fruto.

Por eso, y antes de que llegue la vacuna, hay algunas prioridades. Una de las más importantes, la creación de "un portal de inmunovigilancia muy eficaz que nos indique cómo está la población y si va a cambiar de hoy a mañana; no puede pasar que se abran las fronteras y produzcamos un foco donde antes no estaba".

Por el momento, no se sabe qué parte de la población se ha inmunizado contra el virus ni si esa inmunidad será eficaz para evitar posibles rebrotes. Otra posibilidad es que el virus se extinga, como ocurrió con el SARS, pero ninguno de estos escenarios pasa, por el momento, de la mera probabilidad. Entre tanto, es prioritario el tratamiento a las personas infectadas para evitar los daños más graves que causa la enfermedad, especialmente a la población de más edad.

Y seguir apoyando la investigación. Como dijo Javier Gámez: "A los científicos hay que agradecerles el esfuerzo; es un trabajo de mucha soledad y siempre se espera que tengan un éxito inmediato, pero es de largo recorrido. Esperemos que haya resultados lo antes posible".