Un "esfuerzo titánico" y el trabajo de más de 5.000 voluntarios han permitido a la ONG del cocinero José Andrés, World Central Kitchen (WCK), entregar este sábado su comida un millón en España, país donde nunca había tenido que actuar y en el que desembarcó el 27 de marzo para ayudar en la pandemia. Con un acto simbólico en el barrio Villaverde Alto, uno de los más desfavorecidos de Madrid, se ha querido agradecer el trabajo de reconocidos cocineros y voluntarios anónimos que han posibilitado la elaboración hasta hoy de un millón de menús que se han entregado a personas sin recursos.

"Actualmente tenemos operativas 14 cocinas en 10 ciudades españolas, pero distribuimos los menús en 35. Se elaboran 30.000 al día", explica a Efe el secretario general de WCK, Javier García. Unas cifras que han ido creciendo día a día desde que José Andrés, cocinero asturiano que triunfa en Estados Unidos, decidiera operar con su oenegé en su país ante la COVID-19 y las necesidades alimentarias generadas.José Andrés, cocinero asturiano que triunfa en Estados Unidos, "Ha sido un esfuerzo titánico", resume García.

Estas cocinas solidarias arrancaron en Madrid, donde aún concentra sus principales fuerzas, y se extendieron a Barcelona, Valencia, Sevilla, A Coruña, Huelva, Cádiz, Jaén y Málaga. Hoy se incorpora Pontevedra. Unos 200 cocineros, entre ellos varios con estrellas Michelin como Diego Guerrero (DSTAgE, Madrid), Ángel León (Aponiente, Cádiz), Juanlu Fernández (Lú, Cocina y Alma, Cádiz), Pedro Sánchez (Bagá, Jaén) o Xanty Elías (Acánthum, Huelva), se han volcado en esta acción solidaria sin precedentes en España.

A ellos se han sumado alrededor de 5.000 voluntarios, que se encargan de empaquetar y repartir estas comidas "sanas y saludables, con los mejores ingredientes, creadas para cubrir las necesidades de mayores y niños, y con diferentes requerimientos nutricionales y religiosos", destacan desde la ONG. También colaboran proveedores de alimentos como Makro, bancos de alimentos de diferentes provincias, Bomberos, motoristas de Correos, ayuntamientos o Cruz Roja, entre otros.

Acostumbrados a trabajar en países afectados por desastres naturales, los equipos de World Central Kitchen han cambiado problemas como cortes de luz o de carreteras por confinamiento y estrictas medidas higiénico-sanitarias, reconoce García. Pero supieron adaptarse e incluso siguen creciendo porque las necesidades de la población no han bajado. "Otra diferencia con una catástrofe natural es que a las cuatro o cinco semanas la gente vuelve a su vida y la demanda de comida decae; aquí no ha dejado de crecer", reconoce.

Por ello continuarán alimentando a quienes más lo necesitan en España e incluso han activado una campaña para recaudar fondos para su acción aquí a través de la web wck.org/juntos.

Porque, indica Javier García, hay que distinguir entre la emergencia y el daño estructural. WCK actúa de pleno en la primera y ofrece ideas para el segundo, como en Estados Unidos, donde ha impulsado Restaurants for the people (restaurantes para la gente), en el que las administraciones públicas pagan menús para las personas necesitadas a restaurantes, que así también se mantienen a flote.

Durante su acción directa, la de elaboración de comidas en cocinas centrales, también ayudan al tejido local comprando a tiendas, proveedores y productores de la zona. "Fomentamos la economía local para paliar el daño estructural", explicaTambién apuestan por involucrar a la sociedad -"los gobiernos llegan hasta donde pueden", señala- como "parte de la respuesta" ante estas dramáticas situaciones.