A pocos días de cumplir los 90 años, -el 31 de mayo-, Juan Genovés seguía trabajando y preparaba su próxima exposición en la galería Marlborough. No ha podido ser. El artista, un icono cultural de la oposición a la dictadura y de la Transición, fallecía en la madrugada de ayer en un hospital madrileño, rodeado de su familia y sus seres más queridos. Deja para la posteridad obras como "El Abrazo", el gran símbolo de la reconciliación nacional tras la Guerra Civil y los 40 años que le siguieron, y esculturas como la que se yergue en Avilés, ante el Niemeyer, "Transbase", la última que creó para ser exhibida al aire libre.

Juan Genovés nació en Valencia el 31 de mayo de 1930, estudió en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad y se involucró en colectivos artísticos de la postguerra muy significativos -"Los Siete" (1949), el Grupo Parpallós (1956) y "Hondo" (1960)-. En los años 70 se alineó con los movimientos de oposición al régimen franquista y empezó a experimentar con dos temas pictóricos que con el tiempo serían muy representativos en su obra: el individuo solo y la multitud. Las multitudes se convierten en marca del artista cuando su discurso artístico adquiere su mayor carga política y de reivindicación social. En los 80 su atención se desplaza hacia el paisaje urbano y los "espacios de la soledad". Y ya en los últimos años su obra se volvió más experimental, a modo de investigación sobre el movimiento estático en la pintura. La multitud, una imagen que permaneció en sus obras, adquirió ahora otro carácter y le sirvió de excusa para ahondar en el ritmo visual.

La noticia del fallecimiento de Juan Genovés fue recibida por la presidenta del patronato de la Fundación Centro Niemeyer, Berta Piñán, los demás miembros de ese órgano y todos los empleados del centro cultural avilesino con una profunda tristeza. El equipo al completo de la Fundación del Niemeyer trasladó a la familia y los amigos del artista su pésame, así como muestras de cariño y su apoyo "en estos momentos tan difíciles para todos".

Juan Genovés estuvo en Avilés en junio del año pasado y fue fiel a su fama de hombre sin pelos en la lengua. "Estoy harto de chapuzas, el montaje del Niemeyer es perfecto", aseguró con contundencia el artista valenciano en la presentación de la exposición "La unidad divida por cero", que acogió la cúpula del complejo cultural de la ría de Avilés durante seis meses, con obras del propio Genovés, y también de sus tres hijos: Pablo, Silvia y Ana Genovés.

La visita de Genovés a Avilés sirvió para inaugurar la escultura "Transbase", erigida frente a la puerta principal del auditorio del Niemeyer. Esta iniciativa cultural, huella perenne de la creatividad de Genovés y ahora convertida en la última obra al aire libre que creó el valenciano, fue posible gracias a la colaboración preferente de LA NUEVA ESPAÑA, el Grupo Daniel Alonso y la empresa Ariexca. A esas empresas se sumó una campaña de micromecenazgo con la finalidad de costear los gastos de instalación de la pieza.

Berta Piñán subrayó ayer la "enorme aportación al arte y a la historia reciente de España de una persona generosa y buena que supo levantar la voz en un momento crítico de nuestra historia y mantener su discurso hasta el final". Por su parte, Carlos Cuadros, director del Centro Niemeyer, en nombre de todo el equipo, quiso "recordar la generosidad del maestro Genovés y de toda su familia para con Asturias y con Avilés, desde donde cada día podremos recordarle mientras él nos contempla a través de su maravillosa obra 'Transbase', instalada en la plaza del Niemeyer". Esta escultura y el recuerdo cariñoso de Juan Genovés permanecerán para siempre en la plaza del centro avilesino. "De esta forma, su arte y su persona formarán parte de todos los asturianos, ya que 'Transbase' pertenece al conjunto de Asturias", reseñó la dirección del Niemeyer.

La galerista asturiana de Juan Genovés, la gijonesa Aurora Vigil-Escalera, se sumó ayer a las condolencias por la muerte del artista, cuya obra mostró en varias exposiciones monográficas y en muchas ferias. "Ha sido un honor para mí poder representarlo en Asturias", reconoció. Vigil-Escalera añadió que Genovés es "uno de los grandes de la historia del arte contemporáneo", admirable también por su faceta personal: "Era una persona entrañable, con una sonrisa eterna, siempre con ganas de hacer cosas, emprender nuevas iniciativas y proyectos; todo le apasionaba".

La obra de Genovés está presente en todo el mundo, desde el Museo de Arte Moderno, el MOMA, y el Guggenheim de Nueva York hasta el Museo de Arte Nagasaky, en Japón; y ha sido distinguido con la Mención de Honor de la Biennale de Venecia (1966), el Premio Nacional de Artes Plásticas (1984) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2005), entre otras condecoraciones.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lamentó ayer el fallecimiento de Genovés, de quien dijo que es "uno de los grandes artistas de nuestro país" y apeló al "espíritu de reconciliación y concordia" que transmiten sus cuadros y que, "ahora más que nunca debe guiarnos". El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, se refirió al pintor como a "un artista universal". Un artista universal que dejó una profunda huella en Asturias.