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Crisis del coronavirus

Los negocios rurales, con incertidumbre, se adaptan para plantar cara al covid

"No es fácil, pero hay que tirar", dicen emprendedores de los pueblos l Reinventarse o morir: una mujer de Las Regueras triunfa con corderos xaldos a domicilio

Los negocios rurales, con incertidumbre, se adaptan para plantar cara al covid

Los emprendedores del medio rural asturiano han iniciado su desescalada Y con ella van sufriendo, por un lado, y aprendiendo, por otro, una nueva experiencia. Todo regado con grandes dosis de incertidumbre. Por ejemplo, de cara al verano, aquellos que reciben sus ingresos de los turistas -como hotelería, restauración, transporte, turismo activo y también alimentación- comparten una misma "inquietud" por las dudas que se ciernen sobre su sector. Dudas, temores, demanda de más ayudas y una información más clara y completa se agolpan, además de estar todos a la expectativa de cambios en torno a las medidas a tomar para protegerse y proteger a la clientela. En cualquier caso, a muchos no les falta el optimismo, aunque conscientes de que esta crisis sanitaria, que está poniendo en valor el trabajo en el campo, marcará un antes y un después.

Ana Álvarez Álvarez, que regenta los apartamentos Cudillero en el Pito (Cudillero), dice que las palabras "incertidumbre" y "desprotección" definen muy bien su situación. "No tenemos ningún tipo de ayuda y nosotros seguimos pagándolo todo. Se tienen que hacer muchos cambios y nos plantean unos requisitos que los van cambiando cada semana. No puedes tener abiertas zonas comunes ni interiores ni exteriores, ¿va a venir la gente a no poder moverse de su habitación? Yo tengo ya varias reservas para agosto pero es que esto no se presenta nada fácil", afirma esta emprendedora rural, con muchas preguntas aún sin respuesta. Por ejemplo: "¿Qué pasa si un cliente se enferma aquí? No tenemos ningún protocolo. ¿Se aísla en la habitación 15 días? ¿Se cierra todo el establecimiento? Nosotros llevamos a cabo todos los protocolos de protección establecidos pero yo aún sigo teniendo muchas dudas. Si alguien me anula una reserva no puedo cobrarles nada porque se supone que es por causa mayor; pero, claro, esa causa mayor a mí no me la compensa nadie y al final es una pérdida tremenda". Ella, que ya abrió sus apartamentos el día 11 con enormes restricciones, dice ser, en cambio, "optimista hasta cierto punto porque la gente tiene muchas ganas de salir de casa y están reservando para el verano".

El turismo activo también tiene que adaptarse a las circunstancias, como bien tiene presente Joel García Galán, quien, además de artesano de la madera, puso en marcha hace unos años la primera empresa de este sector en San Tirso de Abres, Eoactivo. "Yo ya tenía varias actividades contratadas para mayo y todo se vino abajo. Vives con una gran incertidumbre. Estamos a merced de la evolución del virus. Yo cuento que este año realizaremos un 15 o 20 por ciento de la actividad total", señala este joven guía que se dedica a realizar recorridos en canoa por el Eo así como rutas cicloturísticas por la Ruta del Ferrocarril. "Si nos dejan trabajar, nosotros trabajaremos. Hay mucho miedo a todo, pero yo creo que para hacer actividades en la naturaleza, si se cumplen todos los protocolos, el riesgo es mínimo. Pasaremos igual de 20 personas y diez piraguas a cuatro o seis personas. Yo, en el fondo, soy optimista y creo que entre mi padre y yo esta temporada no vamos a tener problema para manejar grupos muy reducidos. El caso es que hay que abrir, aunque sea para cubrir gastos", explica quien constituye, como joven emprendedor, una joya para la zona rural.

Menos optimista es Ángel Sánchez, de Ponga. Él tiene un taxi con el que lleva a la gente de ruta por los Picos de Europa o por el concejo. "No soy un guía, lo que hago es trasladar a la gente hasta allí. Lo que más trabajo son Picos de Europa, la ruta del Cares y también rutas por Ponga, concretamente a zonas como Les Bedules", matiza sobre su actividad. "Esto no se mueve, yo llevo dos meses sin trabajar. Todo lo que tenía reservado, y también los transportes escolares, se anularon. No veo mucho futuro. Por otro lado, hay miedo al contagio entre la gente", afirma. Es hombre precavido: en su coche lleva mascarillas, guantes y gel hidroalcohólico. Y añade: "Los taxistas rurales somos otros de los grandes olvidados en esta crisis del coronavirus. Dicen que en julio y agosto igual cambia la cosa y se anima la gente a venir. Esperemos que sea así. Yo estoy a la espera a ver qué sucede". Quien abrió con muchas ganas su establecimiento de peluquería y estética en Oviñana (Cudillero) es Sonia Riopedre. Allí trabaja junto a Yolanda Dosantos.

"Durante el tiempo que estuvimos cerradas no tuve ninguna ayuda y las facturas seguían llegando. Abrimos el 4 de mayo y todo el tema de protocolo para atención al público nos llegó el día anterior por la noche. La verdad es que las primeras horas me sentía como desubicada, con muchos nervios, preguntándonos entre nosotras si lo estaríamos haciendo bien", cuenta, sin ocultar su alegría por el regreso de una clientela fiel.

En cuanto al estado de ánimo de los asturianos, nota "mucho que la gente está como triste, con miedo, muy apagada". Tanto ella como Yolanda van bien protegidas a ejercer su profesión. Ella es optimista sobre la llegada del turismo en el verano. "Por las noticias que nos llegan sabemos que las casas rurales se están llenando de reservas para estas fechas. Yo soy optimista, creo que va a venir mucha gente y hay que cumplir los protocolos. También hay aquí mucha gente con segundas residencias que regresarán. Soy positiva. Creo que vamos a tener un buen verano", afirma.

El ganadero Pablo Álvarez regenta junto a su mujer, Paula González, la carnicería El Escamplero, en Las Regueras, donde vende no solo sus productos cárnicos sino también otros bienes de primera necesidad. Destaca que el coronavirus sirvió para poner en valor los productos del campo y quienes los sirven. "En la carnicería hasta hace poco estuvimos a tope de trabajo. Ahora bajó un poco, pero seguimos vendiendo mucho. Hemos ganado un montón de nuevos clientes. Ahora se ve cuán necesario es el sector primario", recalca. Aunque la ganadería está un poco parada, Pablo Álvarez asegura que el consumo de vacuno en España, durante este tiempo, subió: "Tuvimos demanda para otros lugares de España y nosotros seguimos vendiendo bien nuestra carne y los embutidos".

Judith Naves se reinventa. Es una emprendedora rural de Las Regueras que desde muy joven se puso al frente de su empresa Astursabor, como elaboradora de conservas de guisos preparados con carnes de razas autóctonas asturianas: corderu xaldu, gochu asturcelta, potro asturcón, pita pinta, ternera asturiana roxa de los valles y cabra bermeya. También está al frente de su empresa de catering y, al mismo tiempo, es ganadera y se ocupa de sus ovejas xaldas y de algunas vacas. "Se nos suspendieron todos los eventos que teníamos programados con la empresa de catering y en cuanto a la venta de las elaboraciones envasadas también bajó bastante porque vendíamos mucho a hostelería. Las tiendas gourmet siguen vendiéndolo, eso sí", destaca ella.

Para seguir adelante, esta emprendedora rural afirma que "le hemos dado una vuelta a nuestra forma de trabajar. Vendemos mucho por la página web y también llevamos el producto a domicilio. Se nos ocurrió vender los corderos xaldos que teníamos para eventos y entregarlos en fresco a domicilio además de cocinado; bien la mitad o bien entero, para varios comensales. Lo reservan para determinada fecha y se les entrega entonces".

La iniciativa, con la que lleva apenas un mes, tuvo tanto éxito que no solo vendió todos los corderos que tenían propios, sino que ha tenido que comprar más para seguir ofreciéndolos. "Lo mismo que hicimos con los corderos lo hicimos con una xata casina. Cogimos varios pedidos y cuando se vaya a matar, el pedido se reparte y se lleva fresco a los domicilios", explica. Ella cree que "esta situación no es nada fácil, pero hay que tirar para adelante. Ahora hay que enfocarse más en el particular y la venta por internet y la distribución a domicilio. Hay que reinventarse. No puedes decir que no a nada", afirma tras su nueva experiencia.

Javier Álvarez García, al frente de su empresa Viveros del Occidente en Berdules (Tineo), con producto de huerta y plantas ornamentales y flores, tiene tienda en Cangas del Narcea. Cuenta que también a él le cancelaron todos los eventos, salvo algunos novios que cambiaron la fecha para septiembre y octubre. También, en su caso, su publicidad en redes sociales y la distribución a domicilio de flores y huerta han hecho que retome su trabajo. "Hacia la segunda semana de abril retomé la actividad de nuevo y los trabajadores ya se han reincorporado a principios de mayo. Estamos en la Asociación de Autónomos del Suroccidente, Apesa, haciendo una plataforma de venta online, donde vamos a estar todas las tiendas de Cangas del Narcea. Yo creo que es un proyecto muy interesante", dice. Javier Álvarez se muestra optimista y cree que "vamos a salir de esto". Aunque, matiza, "tendremos que cambiar muchas cosas y adaptar los negocios al tiempo que nos toca vivir. Es necesario un cambio de mentalidad y pensar que hay que buscar nuevas formas de hacer las cosas".

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