El historiador donostiarra Miguel Artola Gallego, la gran autoridad en el estudio de la revolución liberal y la construcción de la España moderna, falleció ayer, en Madrid, a los 96 años de edad. En 1991 fue distinguido con el premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales, que le entregó el hoy Rey Felipe de Borbón, y en 2011 fue elegido para clausurar el I Congreso Internacional sobre Jovellanos, que se celebró en Gijón por el 200.º aniversario de la muerte del ilustrado asturiano, una figura que Artola había investigado y conocía muy bien.

El historiador vasco ha tenido una carrera larga y fructífera. Nacido en 1923 en San Sebastián, se doctoró en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense, obtuvo la cátedra de Historia de España en la Universidad de Salamanca en 1960 y en 1969 pasó a ocupar la misma cátedra en la Autónoma de Madrid. A mediados de los setenta fue secretario del departamento de Historia de la Fundación Juan March. En 1981 fue elegido académico de la Real Academia de la Historia.

Entre sus muchos libros figura "La España de Fernando VII", de 1969, el volumen XXVI de la "Historia de España", dirigida por Menéndez Pidal; estuvo al frente de la edición, en 1956, de las "Obras publicadas e inéditas" de Melchor Gaspar Jovellanos, y en 1988 salieron a la luz los tres primeros volúmenes de la "Enciclopedia de Historia de España", que dirigió. Precisamente, por esa publicación obtuvo en 1992, un año después de haber recogido el "Príncipe de Asturias", el Premio Nacional de Historia de España. Artola ostentó, entre otros cargos, la presidencia del Instituto de España.

Sus publicaciones, numerosísimas, abarcan dos siglos de la historia de España, desde el Antiguo Régimen a la modernidad. Era un experto en la historia del constitucionalismo español y dirigió cinco ediciones del proyecto "Legislación Histórica de España".

Miguel Artola estaba ligado a Asturias por interés profesional y por lazos de afecto. Entre sus alumnos se cuentan la fallecida Lola Mateos, que fue profesora de Historia Moderna de la Universidad de Oviedo y cuya tesis doctoral dirigió, y Rafael Anes, catedrático de Historia e Instituciones Económicas y Empresariales, que le profesa un gran cariño. Manuel Fernández de la Cera, exconsejero de Cultura del Principado, también asistió a sus clases en Salamanca. De la Cera lo recuerda como "un gran profesor, brillantísimo", y cuenta que "deslumbraba a los alumnos".

Florencio Friera, correspondiente de la Real Academia de Historia, tuvo ocasión de tratarlo a través de un amigo común, el historiador Carlos Seco, y se refiere a Artola como a uno de los eruditos españoles "más prestigiosos" y "muy admirado". El economista Juan Velarde lo considera "un historiador de primerísima fila". De la lectura de sus libros dice haber aprendido "muchísimo" y haber buscado "orientación". "Miguel Artola es", a juicio de Velarde, "uno de los intelectuales más destacados que ha tenido España".