Llega el verano y con él las altas temperaturas. Por eso, qué mejor para comer que platos refrescantes con productos de temporada. Una de las verduras que mejor se dan en este mes de junio es el calabacín. Para aprovechqar este nutritivo y saludable producto en todo su esplendor te recomendamos una receta que combina el calabacín con una legumbre también muy recomendable: el garbanzo. Se trata de una elaboración muy sencilla que no requerirá más de 15 minutos en la cocina. Además, te ayudará a perder peso.

Para elaborar este plato se necesita un cuarto de berenjena, un cuarto de calabacín, media zanahoria, un diente de ajo, un cuarto de cebolla, medio bote de garbanzos en conserva, cuatro cucharadas de tomate frito, sal y un cucharada y media de aceite de oliva.

El primer paso es picar finamente el ajo y la cebolla. Se echan en una sarten con aceite y se cocina hasta que ambos productos se vayan dorando.

En ese momento incorporamos la zanahoria y la berenjena, ambos productos cortados en dados pequeños. Tras un par de minutos añadimos el calabacín, poelado y cortado también trozos pequeños.Llegados a este punto bajamos el fuego y añadimos la salsa de tomate y los garbanzos.

Probamos para rectificar la sal y dejamos cocinar unos 10 minutos a fuego suave. El plato ya estará listo para servir.

A esta elaboración tan básica también se le pueden añadir otros productos, para hacer de éste un plato aún más nutritivo. Una de las opciones que proponemos es añadir también espinacas, una verdura que aconsejamos incorporar a la elaboración al mismo tiempo que los garbanzos, para que reduzcan.

En el último paso del cocinado también se puede añadir un toque de pimentón -dulce o picante, al gusto- junto a la sal. Asimismo, también se puede jugar con las especias: el perejil y el cilantro son dos que pueden combinar bien con esta receta.

Los garbanzos son una legumbre muy versátil. Se pueden utilizar tanto en ensalada fría -es muy habitual comerlos con una vinagreta- como con verduras o pescado. Una combinación muy típica es la de los garbanzos con espinacas y bacalao, todo un clásico de la Semana Santa en España.

Por supuesto, una de las formas más típicas de comer los garbanzos es en cocido con productos de cerdo como el chorizo y la morcilla. También es habitual incorporarle pollo y alguna verdura como la zanahoria.