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"Llamaba gente por haber dado sorbitos de lejía"

Las intoxicaciones por mezclar productos de limpieza se estabilizan tras la obsesión desinfectante durante el confinamiento

"Llamaba gente por haber dado sorbitos de lejía"

Hace apenas un mes y medio saltaron las alarmas en el Servicio de Información Toxicológica, que atiende a toda España vía telefónica las 24 horas del día. Las consultas por intoxicación aumentaron un 15% entre el 9 de marzo y el 12 de abril, con respecto al año anterior. «La aparición del virus SARS-Cov-2 provocó una obsesión por la limpieza doméstica y eso provocó más intoxicaciones por mezcla de productos», explica José Luis Conejo, jefe del Servicio de Información Toxicológica del Instituto Nacional de Toxicología. «Ha habido un repentino afán de limpieza para que el virus no entre de ninguna manera por la puerta, pomos o mesas, y ha tenido sus consecuencias» asegura.

Mes y medio después, las llamadas por intoxicaciones han disminuido y vuelven a acercarse a sus cifras habituales. Pero la pandemia de la Covid-19 deja para la hemeroteca, también, un episodio de psicosis por la limpieza en casa.

«Hicimos un trabajo de toxicovigilancia que ha tenido mucho éxito. En 40 días hemos notado las campañas informativas», añade Conejo. «Había un número de consultas y exposiciones tóxicas a productos de limpieza por encima de lo natural», explica.

Los veinte médicos de este servicio del Instituto Nacional de Toxicología atendieron en ese margen de tiempo 1.655 llamadas más que el año anterior, 11.337 en total. Muchas de ellas, de gente que se ha intoxicado limpiando a conciencia cada rincón del hogar.

La lejía ha sido la sustancia que mayores llamadas ha provocado. Parece inofensiva, pero no lo es. «Hay mucha gente que no se limpiaba las manos con jabón, sino con lejía. Una vez, o dos, no puede pasar nada, pero una vez tras otra produce una irritación importante de la piel», explica Conejo. Hay gente que iba más allá del lavado de manos. «Nos ha llamado gente que incluso daba sorbitos de lejía», explica. Y no fue directamente una causa-efecto tras las declarciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que aconsejó ingerir desinfectante y lejía para combatir el coronavirus. En Norteamérica hubo, días después, más de 100 casos de ingesta peligrosa de alguno de estos productos.

Afortunadamente, ya hace tiempo que la concentración de hipoclorito sódico en la lejía comercial es muy baja, de apenas un 5%, lo que le hace menos lesiva que la industrial (15%) o la que se vendía hace décadas, 30% concentrada. «Ahora produce ardores, al irritarse el intestino. Se neutraliza con leche o clara de huevo», explica el jefe de servicio.

El peligro más grande en las intoxicaciones con productos del hogar se llama «mezcla». «Todas son peligrosas, pero la predominante es la de lejía con amoníaco, que da lugar a un compuesto llamado cloramina , una sustancia letal para el ser humano y que, en ocasiones, termina con la vida de personas. Una sutancia altamente tóxica que cuando entra en contacto con nuestras mucosas, se descompone para producir ácido clorhídrico que es tóxico y altamente corrosivo, provocando irritación de las mucosas y quemaduras en la piel. «A nivel respiratorio colapsa los alveolos, los cierra», afirma Conejo. En la Comunitat Valenciana, añade, «hay una especial obsesión por el salfumán, lo que en Valencia muchos conocen por 'aguafuerte'». «Hay una costumbre que no se repite en el resto de España y es la de utilizar mucho el salfumán. Mezclarlo con la lejía produce ácido clorhídrico, , que también colapsa el sistema respiratorio que, si va a acompañado de una patología previa, puede provocar la muerte». «Igual de peligroso es la mezcla de lejía con vinagre, con agua oxigenada o con alcohol. Todas esas mezclas con explosivas», añade. Hace unos años, una mujer murió en Paiporta por esta mezcla mortal. El año pasado, una joven fallecía en Madrid y otra en Granada por combinar lejía y amoníaco mientras limpiaban el baño.

En concreto, en la cumbre de la pandemia se realizaron1.846 consultas telefónicas por intoxicaciones relacionadas con el uso de lejías y otros desinfectantes de superficies (suponen el 55,6% de los productos de limpieza). En el 26,1% de los casos la lejía se había mezclado con otros productos (amoníaco 53,6%, salfumán 11,2%, vinagre 3,5%, alcohol 2,9%, anticalcáreos 3,1%, limpiahogar 2,1% y lavavajillas 4,3%).

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