Descuelga el teléfono y aparece como esa persona cercana que es, esa persona que todos los días hace íntimas reflexiones sobre salud y niños a través de las redes sociales. La asturiana Lucía Galán se confiesa optimista "por naturaleza". Empresaria, pediatra y madre de dos hijos, saca tiempo para escribir, publicar y promocionar sus libros, todos relacionados con la maternidad, la crianza y la infancia. Ahora, tras cinco obras de éxito, presenta "El gran libro de Lucía, mi pediatra", un manual para padres en el que informa sobre las dolencias de los niños.
- No ha dejado de trabajar como pediatra desde la declaración de la pandemia. ¿Cómo se encuentra? ¿Ha sido duro?
-Me encuentro bien. Yo creo que todos los sanitarios sentimos alegría contenida porque vemos que, efectivamente, lo estamos superando. Aunque también observamos que hay incertidumbre y por eso yo, al menos, vivo con cautela. Camino despacio, no con la euforia que he visto en las calles.
- ¿Ha sentido miedo?
-Sentir miedo es inevitable ante una enfermedad desconocida, ante tantos contagios, ante la posibilidad de contagiar tú misma a tus hijos, ante la falta de respuesta sobre qué va pasar después, si tus padres van a enfermar, si podré o no coger un vuelo con destino a Asturias... Como sanitaria, tenía algo más de información sobre el virus e intentaba filtrar y estudiar sobre lo que iba llegando, además de mantenerme en pie y sostener a mi familia porque me necesitan con cordura y serenidad. En todo caso, soy optimista por naturaleza. He vivido mis miserias, pero opto por ser optimista aunque todo se ponga feo y, en momentos de debilidad como este, hago piña con la familia.
- Presenta su sexto libro. ¿Qué nos cuenta en "El gran libro de Lucía, mi pediatra"?
-Escribo sobre las dudas y consultas más frecuentes desde que nace un niño hasta la adolescencia. Hoy en día hay mucha información y, sin embargo, mi percepción en consulta es que los padres están más desinformados que nunca. No es fácil saber cuál es la fuente fiable. A veces es difícil no dejarse llevar por el alarmismo y no perder la tranquilidad cuando un hijo se pone enfermo. La inmensa mayoría, de hecho, no necesitan una visita a Urgencias. Con este libro los padres serán capaces de saber actuar en cada momento sin perder el control, sin dejarse llevar por el miedo a que le pase algo al menor. Contesto a cuatro preguntas: qué tiene mi hijo, qué puedo hacer para que esté mejor, qué tengo que vigilar en casa y cuándo tengo que ir a consulta o Urgencias.
- ¿Qué desconocemos de la infancia que deberíamos tener presente las 24 horas de día?
-Para comprender a los niños hay que conectar con nuestra propia infancia. Veo a padres desbordados porque están a años luz de lo que es y qué hace un niño sano. Hay que mirar con los ojos de un niño, mirar con los ojos que teníamos cuando éramos niños o adolescentes. No debería extrañarnos que un niño de 5 años quiera jugar todo el rato o que nuestra hija quiera llamar por teléfono a la amiga a la que acaba de despedir.
- ¿Dejará la pandemia secuelas en los menores?
-En los que han vivido en hogares tranquilos con padres emocionalmente estables y equilibrados, no. Tal vez tengan trastornos del sueño o de la alimentación, un poco de ansiedad... pero lo superarán pronto. Sí hay otro grupo más vulnerable. Hablo de niños que necesitan terapias, de familias pobres o de hogares donde hay violencia. Ahora toca invertir nuestros recursos y energía en esta población, los grandes olvidados.
-¿Cómo ha visto a Asturias estos meses desde Alicante, donde vive?
-Con una envidia sana. Aquí todo fue diferente. Ahora estoy deseando volver y abrazar a mis padres. Ya tengo vuelos para julio.
- ¿Habrá más libros pronto?
-Sí. Estos meses de crisis también he escrito. ¡El segundo tomo de los cuentos para niños saldrá después del verano!
