El "Diccionario" no recoge la palabra "adivinancero", pese a la larga y fecunda tradición española que incluye miles de esas composiciones en las que se propone desantrañar un acertijo. Si "romancero" es la colección de romances o la persona que los canta, deberíamos llamar "adivinancero" a las sumas de adivinanzas y a quien las compone. El escritor y artista plástico Paco Abril, turolense de 1947 avecindado desde muy joven en Gijón, es pues un "adivinancero" al aportar a ese milenario género literario una pieza más: el libro "Un asombroso animal", que acaba de publicar la editorial asturiana Impronta con ilustraciones de Antonio Acebal. El autor, responsable durante años de las páginas infantiles de "La Oreja Verde", publicadas por LA NUEVA ESPAÑA, está persuadido de las bondades pedagógicas y lúdicas de las adivinanzas: "Permiten a los niños jugar con las palabras y desarrollar su capacidad de expresión".
"¿Qué extraño animal será este? ¿Será acaso un extraterrestre?". Son preguntas de partida con las que Paco Abril enhebra su larga adivinanza. A lo largo de esta composición en verso rimado, el autor es coherente con las reglas de la composición que tiene entre manos. Así que despliega la serie de pistas con las que debemos adivinar, o sea, descubrir lo que está ocultó en lo que se nos dice. En este caso, ese raro animal tiene veneno en una pata, cola de castor, pie de pato y es, además, un mamífero muy tragón. No vamos a desvelar más. Para difrutar esta adivinanza, y también las ilustraciones de un artista tan reconocido como Antonio Acebal, hay que leer el libro de la primera a la última página.
"Un niño le pide a su padre que le cuente una adivinanza larga sobre un animal singular", explica Paco Abril, quien asegura que su libro es para lectores con edades entre los tres y los ciento tres años. Y que es, asimismo, "un homenaje al 'adivinancero' español".
Más claves: "Lo que hago en este libro es aplicar las características de las adivinanzas desarrolladas por los grandes expertos del 'adivinancero' popular español, José Luis Gárfer y Concha Fernández", autores del "Acertijero antológico español" o del "Adivinancero antológico español".
Paco Abril, que ha publicado como ensayista el libro de referencia "Los dones de los cuentos", defiende que las adivinanzas son también piezas literarias. Y con una genealogía que se remonta a la Biblia o las mitologías clásicas. Las buenas adivinanzas se construyen con recursos literarios como los de las rimas o los juegos de palabras. Y de todo eso tiene "Un asombroso animal".
Las adivinanzas, tan útiles para el desarrollo de las capacidades deductivas de niños y adultos, han ido perdiendo relieve popular desde hace treinta o cuarenta años. Ocurre también con los refranes. El desarrollo de las teconologías de la imagen puede explicar en parte esa declinación. Otra pérdida más. "Algunos maestros están dándose cuenta de la importancia de las adivinanzas, que son útiles para los niños y que son un aliciente para seguir leyendo; me han interesado siempre mucho y he creado bastantes", dice Paco Abril.
"Un asombroso animal" se añade a la nutrida bibliografía de un autor que ha empezado a dirigir también la revista "Lazarillo", con diseño y maquetación de Ana L. Chicano. Mencionar, por ejemplo, títulos como "La niña de la nube" (1998), "¿Sois vosotros los Reyes Magos?" (1998), "La pregunta del cuco" (2000), "Resdán" (2000), "Mitos de Asturias" (2015) o "Reflexiones de bebés anónimos", publicado hace un año por Impronta.
Ese interés de Paco Abril por las adivinanzas viene de lejos y se inserta en un trayectoria biográfica en la que destaca, desde su juventud, la preocupación por la promoción de la lectura, sobre todo entre los niños. Trabajó muchos años, precisamente, en las áreas de bibliotecas y programas educativos de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón.
