Fue el minuto de silencio más largo que se recordaba en Grandas de Salime. Sesenta segundos no son suficientes para recordar, glosar y penar al fallecido fundador del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, José María Naveiras Escanlar, "Pepe el Ferreiro". El vecino "de todos", un hombre que peleó "por la cultura de pueblo", el autodidacta "empedernido" que creó en un pequeño concejo del Alto Navia, con malas comunicaciones, el Museo Etnográfico más importante de Asturias, recibió ayer al mediodía el homenaje de quienes fueron sus vecinos durante sus 78 años de vida. Ni el pueblo ni la Asociación de Amigos del Museo, que fue la que convocó el minuto de silencio en señal de duelo por su fallecimiento, quisieron despedirle sin reconocerle su gran hacer, su perseverancia, su trabajo y el cariño que entregó a Grandas.
Ayer, pasadas las doce del mediodía, la mayor parte de los vecinos de Grandas caminaban hacia el mismo destino: la puerta del museo que el Ferreiro levantó de la nada. Personas llorando. Caras de pesadumbre. Y solo un alivio: "Pepe se fue, pero su influencia perdura". La presidenta de la Asociación de Amigos del Museo Etnográfico de Grandas de Salime y amiga personal del fallecido, Idima López, se encargó de la introducción del emotivo acto. "Tamos aiquí hoy non solo pa despedir a un dos nosos vecíos, sinón tamén pa encontrar alivio colectivo al dolor y a tristeza que nos ocasiona a súa marcha, nestos tempos de abrazos y chuchos prohibidos", dijo en "galego de Asturias".
Idima López recordó al Pepe que "levantó con sus manos" el museo, al que "no dejaba a nadie indiferente", al que era "paisaje vital" para los vecinos de Grandas. "Pero la razón que nos reúne aquí hoy es la reivindicación del Pepe que dedicó toda su vida a trabajar por el patrimonio y la memoria de su comarca; no era Pepe un hombre de grises y seguramente ese es el carácter que hay que tener para forjar un museo como el que hoy tenemos", leyó Idima López, y agrego que también fue un visionario: "Vio como se desvanecían los últimos restos de la sociedad campesina rural que aún conoció de niño" y eso le hizo despertar y luchar. Crear, al final, el museo ejemplo de cultura popular de Asturias y España. Ése es su mayor legado: "Pepe creyó en la dignidad de un territorio y de su gente, creyó en nosotros, mucho antes que nosotros mismos... y soñó un museo contra el olvido, contra el abandono del medio rural y el desprecio a sus formas de vida". El Museo de Grandas tiene hoy sobrado reconocimiento, pero el centenar de vecinos que ayer rindió tributo a El Ferreiro recordó que "empezó solo, entre la indiferencia y la chanza".
Idima López retomo la fala, el gallego-asturiano o el gallego de Asturias, una lengua tan querida por Pepe, para despedir el homenaje: "Hoy Pepe vaise pero quédanos a súa obra. Un museo como ningún outro porque é un museo que rebosa pasión, a súa pasión. Un museo con alma, a súa alma y a de todos os que amamos el sou proyecto. Pepe vaise y non nos deixa solo tristeza, déixanos un reto muy grande: manter el sou compromiso, conservar el sou legado y seguir el camín que él empezóu. Pepe seguirá sempre vivo neste Museo, el sou Museo. Haxa salú".
Con el aplauso llegaron las lágrimas. La directora actual del museo grandalés, Susana Hevia, conoció a Pepe el Ferreiro siendo estudiante y para ella "no hay calificativos" tan grandes como lo era José María Naveiras. "Pepe se va pero el museo quedará; es una obra que trasciende a su propio creador y a Grandas y a todos los que queremos a Pepe, al museo y a Grandas", dijo y se lamentó por no poder celebrar el acto en el interior del Museo por la crisis sanitaria del coronavirus.
