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SUSANA HEVIA | DIRECTORA DEL MUSEO ETNOGRÁFICO DE GRANDAS DE SALIME

"Toca reconocer a Pepe el Ferreiro y comprometerse con su labor"

"Su trabajo sentó las bases de la etnografía que se practica en Asturias y contribuyó a la reconciliación de todos los asturianos"

Susana Hevia. LUISMA MURIAS

La consejería de Cultura elevará mañana al Consejo de Gobierno del Principado la propuesta de rebautizar el Museo Etnográfico de Grandas de Salime para darle el nombre de su fundador, Pepe el Ferreiro. Así lo avanzó ayer la consejera, Berta Piñán, durante una interpelación en la Junta General del Principado sobre la situación del Chao Samartín, un yacimiento en cuyo descubrimiento también tuvo participó José Naveiras Escanlar. En relación al castro, Piñán defendió el proyecto de emergencia y consolidación, puesto en cuestión por algunas fuerzas políticas, avanzó que se han introducido modificaciones sobre el proyecto en puntos conflictivos, como el muro occidental de la plaza, y confía en que las obras comiencen este año.

-¿Cómo despide a la persona que fundó el museo que dirige, José María Naveiras Escanlar, "Pepe el Ferreiro?

-Para el museo, Pepe el Ferreiro nunca se irá.

-¿Qué supuso su creador para el museo?

-El museo es indisociable de la figura de su fundador. A diferencia de los procesos de formación habituales en otros recursos museísticos, el de Grandas es un museo resultado de la capacidad de observación, de anticipación y de perseverancia de una persona, José María Naveiras. Nacido en la posguerra española, Pepe fue testigo del desmantelamiento definitivo de un modo de vida que el secular retraso del Occidente asturiano hizo perdurar en la comarca hasta mediado el siglo XX. Fue su convencimiento del valor antropológico y patrimonial del mundo de sus mayores y la constatación de que, de no hacerse nada, los elementos materiales que lo sustentaban se perderían irremediablemente lo que le llevó a emprender la recuperación de útiles. Un camino que empezó solo, pero al que fue sumando la población de la comarca y que cristalizó en un museo de éxito incontestable.

-¿Cómo debe ser recordada su labor?

-Como un trabajo pionero que sentó las bases de la etnografía que actualmente se practica en Asturias y contribuyó a la reconciliación y a la reivindicación orgullosa de los grandaleses y, por extensión, de todos los asturianos, de las sociedades rurales que nos precedieron y de las que somos deudores.

-¿Qué opina de los homenajes a Pepe el Ferreiro? ¿Debe hacer el Principado algo que no haya hecho?

-Creo que los auténticos homenajes son los que se hacen en vida de aquellos a quienes van dirigidos. Pepe, aunque sin duda hubiera preferido que no fuera así, pudo comprobar el enorme impacto y reconocimiento de su trabajo en la gente y en la cultura asturiana. Toca reconocer ese trabajo y comprometerse con su continuidad.

-¿Cómo desearía usted que se recordara a José María Naveiras Escanlar?

-Como un referente para la cultura y el mundo rural asturiano y también como una persona que nunca dejó de perseverar en aquello en lo que creía.

-¿Cree que el museo debe llevar el nombre de su creador, como pide un movimiento ciudadano?

-Sí.

-¿A qué da más valor de todo lo que recopiló Pepe el Ferreiro?

-Al patrimonio inmaterial y a la reivindicación de la dignidad campesina y rural. La colección que reunió a lo largo de los años es simplemente apabullante y ni siquiera un museo que tiene más de 3000 metros cuadrados de exposición puede mostrarla en su totalidad. Pero más allá de los objetos está el patrimonio no tangible, la recuperación de la tecnología y las manifestaciones colectivas de las que esos objetos dan testimonio y su transmisión a las nuevas generaciones.

-El discurso museístico también fue obra de su creador. ¿Fue José María Naveiras Escanlar un visionario?

-El discurso del museo responde a la experiencia vital y la observación de José María Naveiras del mundo rural que conoció de niño. Desde el punto de vista museográfico, Pepe el Ferreiro, inspirado también por sus viajes por Europa, introdujo un modelo de exposición alejado de los conceptos museográficos tradicionales que resultó pionero en ese momento y sigue sirviendo de referencia para otros centros etnográficos. Toda la concepción expositiva tiene como objetivo introducir al público en un espacio vivo en el que los objetos, herramientas y salas están preparados para su uso, en el que el visitante no es un extraño, sino un invitado llamado a compartir tareas y costumbres. Y este planteamiento, que busca emocionar evitando la instalación de elementos de explicación pormenorizada clásicos, sigue siendo hoy una de las claves del éxito del museo.

-¿Cree que se debe ampliar este espacio? ¿Cuál sería su apuesta?

-La ampliación del museo estuvo durante años encima de la mesa y sigue siendo hoy un objetivo deseable. Una ampliación en términos materiales que permita ampliar la exposición incorporando las colecciones sin mostrar y disponiendo un espacio de trabajo técnico, almacenes y conservación adecuado a las dimensiones y categoría de la institución, y también una ampliación en términos de recursos humanos.

-El Occidente asturiano es ahora muy diferente al que conoció el creador del Museo Etnográfico cuando empezó a recopilar material etnográfico. ¿Qué falta al mundo rural para despegar?

-Faltan recursos, falta población y falta también el convencimiento de sus habitantes en sus propias posibilidades.

-¿Qué futuro tiene el Museo Etnográfico de Grandas de Salime?

-No puede afrontarse un examen del Museo Etnográfico de Grandas de Salime con vistas a su gestión y planificación futura sin tener presente la trascendencia social del proyecto y cómo se ha convertido en uno de los principales catalizadores (sin duda el más representativo) del sentimiento de respeto generado entre los propios vecinos hacia formas de vidas pasadas. El Museo debe lograr trasmitir el valor de tan notable y genuino patrimonio cultural. Además, el museo puede y debe desarrollar un papel dinamizador en una comarca caracterizada por la marginalidad geográfica, lingüística y social, por la tardía mecanización, con servicios públicos y vías de comunicación deficientes. El Museo Etnográfico grandalés, sea cual sea su proyección institucional, más allá de la inexcusable labor investigadora y conservadora propias de su naturaleza, no puede dar la espalda a semejante reto y ha de encontrar los cauces para desarrollarlo.

-Una despedida para "Pepe el Ferreiro".

-Haxa salú.

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