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CRÍTICA / CINE

La sombra de la estrella

"Personal assistant" interesa en sus incursiones por la trastienda musical y se desploma en un final penoso

La sombra de la estrella

La vuelta a la casi normalidad cinematográfica llega acompañada por una chiquillada (otra más) de la distribución española: cambian el título inglés, The high note, por otro... ¡también en inglés! Es el único misterio de una película que juega unas cartas muy marcadas: cocinar a modo de cuento de hadas (¡a estas alturas!) la historia una chica encantadora (Maggie) que lucha por sus sueños de triunfar como productora musical al tiempo que trabaja como asistenta personal de una diva en horas a punto de ser bajas y hace de cazatalentos con un cantante desconocido de voz prodigiosa.

Una carambola argumental que sirve para unir comedia de salsa más o menos ligera (las peripecias de la protagonista para hacer malabarismos con tantos platos en el aire) con aliño sentimental (un romance bastante epidérmico e innecesario que, por fortuna, no obliga a Dakota Johnson a someterse a los ridículos empachos epidérmicos de Cincuenta sombras de Grey) y las cuitas de las artistas que a partir de los 40 chocan con un techo de cristal y se ven obligadas a desvirtuar su talento para intentar mantener alguna vela encendida del candelabro. De hecho, esta parte es la más interesante porque muestra con cierta acritud los mecanismos de actuación de los gurús de la producción que solo buscan éxito, éxito y más éxito aunque sea a costa de cargarse la esencia creativa de los artistas.

Ahí entra en juego el entusiasmo tramposo de Maggie (que mantiene ocultas sus verdaderas intenciones, por bienintencionadas que puedan ser) que lucha por su propia carrera sirviéndose del talento de otros a los que mantiene engañados). Lo cierto es que la película aguanta el tipo al principio gracias al buen trabajo de Johnson y Tracee Ellis Ross y a una banda sonora bien surtida de canciones eternas, se ve con agrado y tiene algún choque de intenciones curioso (el productor sobrado que se las sabe todas contra la recién llegada a la que ve como una trepa sin escrúpulos) pero todo se desmorona con estrépito en un desenlace delirante donde las "sorpresas" absurdas se amontonan hasta el punto de provocar vergüenza ajena.

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