Las manifestaciones contra el racismo que, desde hace ya más de un mes, sacuden Estados Unidos han vuelto a volcar su ira en los monumentos de personajes históricos vinculados con España. En la tarde del sábado (madrugada de ayer en la Península Ibérica), un grupo de manifestantes destruyó una icónica estatua de Cristóbal Colón que se localizaba en el barrio italiano de Baltimore.

Los manifestantes tiraron la estatua, realizada en mármol, con ayuda de unas maromas. El monumento se partió en pedazos y, posteriormente, la turba arrojó los fragmentos al río Patapsco, que discurre por las inmediaciones de Little Italy, el barrio italiano en el que se había instalado el monumento del navegante genovés.

La estatua de Colón en Baltimore había sido erigida en 1984. El entonces presidente del país, Ronald Reagan, acudió a la ciudad a inaugurarla, nada menos que el 12 de octubre de aquel año. Baltimore, con una importante población italoamericana, tiene otros dos monumentos relativos al Descubrimiento de América.

Las protestas raciales que sacuden el país comenzaron tras la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía de Mineápolis, el pasado 25 de mayo. El ataque contra la estatua de Colón en Baltimore se produjo en el marco de las manifestaciones antirracistas convocadas por todo Estados Unidos coincidiendo con su fiesta nacional (el 4 de julio conmemoran su independencia del Imperio Británico), y después de que Donald Trump aludiese al almirante en un incendiario discurso en el que criticó la destrucción de monumentos de Colón y de otras personalidades relacionadas con el descubrimiento y la conquista de América.

"Lucharemos juntos por el sueño estadounidense y defenderemos y protegeremos y preservaremos el modo de vida estadounidense que comenzó en 1492 cuando Cristóbal Colón descubrió América", dijo Trump, en un discurso emitido desde la Casa Blanca, y el que repitió sus ataques a la "izquierda radical", a la que culpa de las protestas.