"Yo, Ennio Morricone, he muerto". El compositor de las melodías más conmovedoras de la historia del cine dejó una carta póstuma notificando su fallecimiento a sus allegados. Su abogado, tal y como él le había encomendado, la difundió ayer, unas horas después de su muerte, que se había producido el domingo por la noche en la clínica romana en la que Morricone estaba ingresado, recibiendo tratamiento por una fractura de fémur, consecuencia de una caída en su casa. "No quiero molestar a nadie", dejó escrito en una misiva, en la que declara su amor, por última vez, a su esposa María Travia. La concesión del premio "Princesa de Asturias" de las Artes, compartido con John Williams, fue, el pasado junio, el último reconocimiento formal a una carrera monumental, que dio para más de cuatrocientas bandas sonoras y para músicas tan emocionantes como las de "La misión", "Cinema Paradiso", "Novecento" o "Los intocables de Elliot Ness". El músico, con unos lúcidos 91 años y que se encontraba bien de salud hasta entonces, no imaginaba un desenlace tan inminente y había expresado su deseo de viajar a Oviedo en octubre para recoger el galardón.

A mediados de aquel mes, en la que sería su última entrevista en un medio impreso, Ennio Morricone se confiaba con LA NUEVA ESPAÑA: "Si alguna de mis músicas, en alguna ocasión, pudiera haber dado a la gente consuelo, esperanza, energía o inspiración en estos tiempos, para mí ya sería suficiente". Ese constituía el mayor premio de un artista que ha recibido infinidad de ellos, incluidos dos Oscar, uno honorífico, en 2007, y otro en 2016, por su trabajo para la película "Los odiosos ocho" de Tarantino. Morricone tiene una estrella en el paseo de la fama de Hollywood, atesora 27 discos de oro, siete de platino, varios BAFTA, globos de oro, Grammys, el David de Donatello, el León de Oro a toda una carrera en Venecia en 1995 y muchos otros.

A pesar de todo, el éxito no había hecho de él un hombre vanidoso. Al contrario, Giorgio Assumma, su abogado, atribuía ayer al "sentimiento de humildad que siempre ha inspirado los actos de su existencia" su determinación de ser despedido en un funeral privado, ta y como había anunciado uno de los cuatro hijos del compositor, Marco Morricone.

"El orgullo es un sentimiento que no permite crecer y trae consigo una sensación de haber cumplido los objetivos que no ayuda a mantener firme la voluntad de mejorar", declaró Ennio Morricone a LA NUEVA ESPAÑA tras haber sido distinguido con el "Princesa de Asturias". Su mayor fuente de alegría, reconocía entonces, era haber disfrutado del "placer y el privilegio de ejercer la profesión que amo".

La directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, invitaba ayer a "la reflexión sobre su genio creador, sobre sus hermosas composiciones, sobre la grandeza de su entrega a la música". Tan sólo hay un precedente de un galardonado que haya fallecido antes de poder recoger el galardón, el de Claudio Sánchez Albornoz, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 1984, que fue recogido por su hermana.

Ennio Morricone solía decir que había creado su música pensando en las historias y que nunca cayó en el error de convertir el cine "en una sala de baile". Trabajó con directores como Bernardo Bertolucci, Oliver Stone, Terrence Malick, Quentin Tarantino, Brian de Palma y Gioseppe Tornatore. A este último le dedica una mención en su carta de despedida: puso música a todas sus películas, incluida la evocadora "Cinema Paradiso". También compuso para Pedro Almodóvar, en "Átame" y en varias ocasiones comentó, con extrañeza, que el director español nunca se había dirigido a él para decirle si le había gustado su música.

Entre las más de cuatrocientas bandas sonoras firmadas por Morricone están sus creaciones para el padre del spaghetti western, Sergio Leone, en aquella "Trilogía del Dólar" protagonizada por Clint Eastwood y rodada en Almería: "Por un puñado de dólares", "La muerte tenía un precio" y "El bueno, el feo y el malo".

Morricone escribió obras sinfónicas y corales y expresó su genio en multitud de géneros, incluidos as colaboraciones con la banda británica "Pet Shop Boys" y la cantante italiana Laura Paussini y una misa en honor a Papa Francisco.