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Arqueólogos asturianos hallan unas raras figuras neolíticas humanas en Jordania

Juan Ramón Muñiz codirige los trabajos que un equipo del CSIC lleva a cabo en el yacimiento que en 1989 empezó a excavar Juan Tresguerres

Las figuritas de sílex descubiertas en el yacimiento de Kharaysin. EFE

Un equipo científico de la Institución Milá i Fontanals de Investigación en Humanidades (IMF) de Barcelona, dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha localizado en una excavación en Kharaysin, en Jordania, unas insólitas figuritas con forma humana talladas en sílex y usadas para rituales funerarios neolíticos hace unos 10.000 años. Al frente de la excavación, como codirector, está el arqueólogo asturiano Juan Ramón Muñiz, profesor invitado en la Pontificia Facultad de San Esteban de Salamanca y que en agosto del año pasado sacó a la luz un mosaico romano en el concejo de Las Regueras. La historiadora del Arte y restauradora Marta Corrada, también asturiana, también trabaja en el yacimiento jordano, que empezó a excavar hace décadas, en 1989, el profesor de Prehistoria de la Universidad de Oviedo Juan Fernández-Tresguerres, fallecido en 2011.

Las estatuillas localizadas en Kharaysin son una rareza. Juan Ramón Muñiz, que dirige las excavaciones con el también arqueólogo Juan José Ibáñez, explica que "lo insólito es la representación de la figura humana en un material como el sílex", que se utilizaba en útiles y herramientas pero no para ese uso. El hallazgo es novedoso por el material y el soporte, lascas y láminas de sílex, normalmente asociadas a la producción de herramientas, ya que hasta ahora todas las figuritas halladas estaban hechas de arcilla o, más raramente, de hueso.

Ese tipo de pequeñas tallas, con forma humana, empezaron a ser comunes en el Neolítico temprano, hace unos 9.000 años, aunque su significado y función no han sido esclarecidos. Con anterioridad abundaban las figuras con iconografía de animales, con pocas excepciones, como las Venus paleolíticas. Las estatuilla localizadas ahora en Kharaysin pueden arrojar luz sobre la génesis de los rituales funerarios y las ceremonias de recuerdo de los difuntos.

Juan Ramón Muñiz explica que la trascendencia del hallazgo reside en que puede ayudar a recomponer y comprender la relación de la sociedad neolítica con la muerte y los ritos funerarios, desde el ámbito de la antropología. El arqueólogo explica que en la zona del yacimiento de Kharaysin "se han encontrado enterramientos humanos y de personas junto a sus mascotas". También se sabe de la costumbre de enterrar a los familiares difuntos en el interior de las casas, retirando el cráneo del cadáver para utilizarlo en rituales funerarios. Se trata, según Muñiz, de una cultura muy elaborada en torno a la muerte. Juan José Ibáñez indica que "hay señales de que algunas de las tumbas fueron abiertas tiempo después del entierro y de que los huesos fueron extraídos, manipulados e inhumados nuevamente".

Las figuritas de Kharaysin estaban dispuestas alrededor de los restos humanos, lo que apunta a que tenían un "significado funerario y que fueron usadas en rituales de recuerdo"" según la hipótesis más plausible. Todas las figuritas tienen dos muescas en cada lado, arriba y abajo, que corresponden a la forma del cuello y la cintura. "Cuando analizamos la forma, fue evidente que esas muescas no habían sido usadas para un sistema de ligadura, ya que en el extremo opuesto del objeto de sílex no hallamos áreas activas cortantes", ha especificado Ferran Borrell, otro de los participantes en esta investigación.

Los arqueólogos, entre los que además de los dos asturianos hay profesionales de Cantabria, el País Vasco, Canarias y un catalán, han encontrado en el yacimiento unas 50 figuras, de entre dos y cinco centímetros y de forma alargada, con una antigüedad de entre 9.000 y 10.000 años.

Redactaron un artículo dando cuenta de él hace nueve meses y lo presentaron en un evento en Chipre. Ahora ha sido enviado a la revista "Antiquity", que tiene previsto publicarlo en el mes de septiembre. "Todo indica que los primeros agricultores usaron estas estatuillas para expresar creencias y sentimientos, y para mostrar su apego a los fallecidos", sostienen los autores de la publicación.

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