La ciencia también avanza en España gracias a las donaciones privadas. La asturiana Rosa Menéndez, presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha destacado que el organismo que encabeza ya ha recibido 12 millones de euros por esta vía, lo que ha permitido, por ejemplo, desarrollar un nuevo tipo de test de anticuerpos que tiene una fiabilidad que supera el 98 por ciento. Una muesta de que "los años de investigación básica dan sus frutos", indicó Menéndez en la presentación de este nuevo test -llamado "Kit ELISA"-, donde también agradeció la inversión extraordinaria aportada por el Gobierno para luchar contra la pandemia.

Esta nueva tecnología puede ser clave en la lucha contra la pandemia de coronavirus, para detectar con la máxima fiabilidad si una persona ha estado en contacto con el virus. El test ha sido ya validado por los servicios de Inmunología de varios hospitales (La Princesa y La Paz, ambos en Madrid), y van a ser fabricados por una empresa española (la salmantina Immunostep). El "Kit ELISA" se va a convertir, según los científicos que han participado en su desarrollo, en una de las tecnologías más fiables para la realización de test serológicos de la población, y se basa en procedimientos que ya se realizan de una forma habitual en muchos hospitales y laboratorios especializados. El kit va a ser producido por la empresa española immunostep, que cuenta con una capacidad de producción de 14.000 test diarios que esperan tener disponible el test en los hospitales "en cuestión de semanas".

Durante el confinamiento, cuatro grupos de investigación del Centro Nacional de Biotecnología trabajaron contra el reloj para disponer de este tipo de test serológicos que permiten conocer quien contrajo el virus y si está inmunizado. Ese análisis, según indican los investigadores y los responsables del CSIC y de los hospitales, es crucial en la gestión de la pandemia, ya que una gran parte de los contagiados por el virus cursan la enfermedad sin síntomas o de una manera muy leve. En este empeño se involucraron los grupos de los investigadores del CSIC Hugh Reyburn, Mar Valés, José María Casasnovas y José Miguel Rodríguez Frade, que consiguieron identificar una nueva proteína que funciona como antígeno y combinarla con otros antígenos virales para completar este test serológico. "No buscábamos un test rápido; queríamos uno fiable y que nos proporcionara mucha información", indicó Mar Valés durante la presentación del test.

Existen dos tipos de diagnóstico: las PCR, que permiten saber si un paciente está contagiado por el coronavirus en el momento de su realización, y los test serológicos , que detectan anticuerpos y determinan si un individuo ha sido infectado con el SARS-CoV-2 y si su sistema inmunitario ha reaccionado frente al mismo.

Los test serológicos se realizan con muestras de sangre y detectan distintos tipos de anticuerpos (inmunoglobulinas): la IgM (inmunoglobulina M), la primera que se genera tras la infección e indica que la persona está iniciando la respuesta a la enfermedad; la IgG (inmunoglobulina G), se produce en un momento más avanzado de la infección e informa durante meses de que un individuo ha padecido la enfermedad; y la inmunoglobulina A (IgA), que se produce en estados tempranos, pero puede ser detectada también en fases tardías.

A diferencia de las PCR, el principal problema de los test serológicos -hasta ahora- es su poca fiabilidad, un problema que han resuelto los investigadores del CSIC, que ha protegido ya la nueva tecnología con una patente y la ha puesto a disposición del tejido industrial español, para evitar la dependencia de terceros países y conseguir que llegue cuanto antes a la sociedad.

Además de los "Kit ELISA", la nueva tecnología se puede producir en un formato de "tiras inmunocromatográficas" (una técnica similar a la que se emplea en las pruebas de embarazo), que también se conocen como test rápidos de anticuerpos, ya que el resultado se genera en solo 15 minutos.

El responsable de la empresa Immunostep, Ricardo Jara, se ha referido a éste como un ejemplo de lo que debe ser la colaboración público-privada y ha destacado que tras la labor de investigación pública que han llevado a cabo los científicos hay un tejido industrial que elimina la dependencia de terceros países para disponer de estas pruebas diagnósticas.