El confinamiento durante el estado de alarma ha agravado las situaciones de precariedad y de violencia que sufren las mujeres que ejercen la prostitución, que ha disminuido durante este periodo, pero que no ha desaparecido, denuncia en un informe Oblatas del Santísimo Redentor.

La congregación religiosa analiza en un estudio el impacto de la COVID-19 en las mujeres que ejercen la prostitución y/o son víctimas de trata con fines de explotación sexual y señala que "aunque el consumo de prostitución en la calle y en algunos ámbitos cerrados ha disminuido, se ha readaptado a un nuevo escenario de confinamiento y de vulnerabilidad". A través de sus Proyectos Oblatas Europa, del 13 de marzo al 21 de junio han atendido a 2.759 mujeres y realizado 12.749 intervenciones, unos proyectos que pretenden ofrecer alternativas al ejercicio de la prostitución.

Durante el confinamiento las mujeres que ejercen la prostitución en la calle pararon su actividad "lo que les impidió cubrir sus necesidades básicas y la de sus familiares" y las que están en pisos y clubs "tuvieron que seguir pagando las habitaciones, lo que aumenta las deudas con proxenetas o prestamistas", detalla el informe realizado por esta organización, que ha visitado pisos y locales para hablar con las mujeres.

"Las mujeres víctimas de trata para la explotación sexual están siendo coaccionadas para mantenerse en la actividad" y las que habían decidido reorientar su vida y que habían conseguido un trabajo en limpieza o cuidado de mayores, lo han perdido, añade. El informe alerta del agravamiento de "la situación de precariedad, pobreza y exclusión que viven las mujeres que ejercen la prostitución" durante el aislamiento por el confinamiento que ha provocado en algunas ocasiones "aumento de violencia, coacción y explotación" y que ha potenciado "la tecnología en las nuevas formas de prostitución".

Las principales demandas de las mujeres han sido de apoyo emocional y para la cobertura de necesidades básicas de alimentación y de habitabilidad. Oblatas ofrece en sus programas -en España, Italia y Portugal- orientación sobre empleo y gestiones administrativas, atención psicológica, formación, orientación sobre ofertas de trabajo y despidos y recursos residenciales, entre otras prestaciones.