Cada planta, un cuidado

En el jardín de la Fundación Museo Evaristo Valle crecen más de 120 especies de árboles y arbustos, muchos de ellos con más de cien años de vida. Cada especie y cada planta requiere un cuidado pormenorizado. "No se puede tratar a cada planta por igual", puntualiza el reputado jardinero, Francisco Álvarez. Reunir conocimientos sobre cada tipo de planta y los cuidados que se necesitan para mantenerlas se antoja por tanto fundamental a la hora de enfocar su desarrollo. Por ejemplo, un error muy común es comprar bonsáis -árboles en miniatura- y pretender que crezca en interiores. A esta especie le conviene más el exterior.

La topiaria, solo para expertos

Una de las particularidades de los jardines de la Fundación Museo Evaristo Valle está en sus arbusto. O mejor dicho, en las formas geométricas de sus arbustos. Conseguir esas formas se conoce como topiaria y es una de las técnicas más complicadas que hay en jardinería. Lo confiesa Francisco Javier Álvarez Valle, que lleva 35 años dedicándose a ello. A la hora de dar forma a un arbusto hay que tener varios factores en cuenta. Como el peso que van a soportar las ramas, la dirección del viento, la forma que se le quiere dar. Uno de los grandes secretos es tener muy claro por donde van incidir los rayos del sol a la planta, porque por ese lugar es por donde va a crecer más.

Un jardín es un ser vivo

Recordar que las plantas son seres vivos puede parecer a priori redundante, pero es una realidad que nunca hay que dejar de lado. Ese consejo hay que tenerlo muy presente cuando se está al cargo de un jardín, que Francisco Javier Álvarez Valle entiende como "un gran ser vivo". Por tanto, además de paciencia y conocimiento, hay que tener cuidado con las labores que se vayan a realizar. También hay que recordar que el trabajo depende de la estación del año es otra verdad que conviene tener presente. Insiste Álvarez Valle que en otoño, por la caída de las hojas, su carga se vuelve más pesada y tiene que emplearse mucho más a fondo, mientras que en verano, la situación ya es algo más relajada.

La paciencia, fundamental

Francisco Javier Álvarez Valle lleva 35 años dedicados al cuidado del jardín del museo de la Fundación Museo Evaristo Valle. Y en todo ese tiempo, la mejor lección que ha aprendido a la hora de enfocar el cuidado de los plantas que crecen en ese lugar es que hace falta mucha paciencia. "Es la madre de la ciencia", explica el veterano trabajador, que advierte de que, en muchas ocasiones, querer hacer muchas labores en poco tiempo es el camino hacia el fracaso. El trabajador de la Fundación Museo Evaristo Valle tiene a su cargo 16.000 metros cuadrados de superficie, pero su consejo bien puede valer para atender hasta la más pequeña de las fincas y de los jardines de Asturias.

Organización y curiosidad

Cuando el guardés del Museo Evaristo Valle empezó a trabajar en la finca "La Redonda", sus conocimientos sobre jardinería eran más bien escasos. De hecho, casi todo lo que sabe lo aprendió por su cuenta buscándolo en libros. Explica que la curiosidad para aprender nuevos conceptos es una herramienta vital a la hora de cuidar un jardín, sobre todo, en el caso de los principiantes. La organización también es un aspecto relevante a tener en cuenta. Explica Álvarez Valle que, al principio, se sentía abrumado por su trabajo. Sin embargo, ahora le sale casi de memoria y eso es porque en su cabeza tiene un esquema del trabajo que va a realizar.