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La hospitalidad jacobea de Oviedo

Desde San Juan hasta el albergue de El Salvador, los establecimientos para atender a los peregrinos han sido cruciales para la ciudad

La fachada de la capilla de la Balesquida, en sus fiestas.

En la calle Leopoldo Alas de Oviedo, una vetusta entrada da acceso, por el este, al complejo del Seminario Metropolitano. Es la puerta que, cada año, cruzan miles de peregrinos para internarse en la parcela y acceder al albergue de El Salvador, que se localiza en el mismo edificio del Seminario y que, desde hace un lustro, es el refugio para los jacobeos en la ciudad.

Pablo Sánchez, tesorero de la de la asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago y responsable del albergue, recibe a los peregrinos y les guía por las instalaciones, indicándoles el protocolo diseñado para luchar contra la pandemia. "Tenemos catorce habitaciones con capacidad para 66 peregrinos, pero ahora solo podemos acoger a un peregrino, o un grupo que personas que hagan juntas el Camino, por habitación", explica Sánchez.

Bolsas para meter las mochilas al acceder al albergue, toma de temperatura en la entrada, geles hidroalcohólicos, la obligatoriedad de usar mascarilla y la limitación de aforos en los espacios comunes... el albergue se ha acomodado a la "nueva normalidad", mientras espera que vengan tiempos mejores. "En 2019 recibimos del orden de 7.600 peregrinos. Cada año estamos teniendo más usuarios que el anterior, aunque éste, obviamente, vamos a estar muy lejos de esas cifras. Pero si todo vuelve a la normalidad, para 2021, que es Año Santo, esperamos un repunte importante", sostiene Sánchez.

El próximo será el primer año Xacobeo que viva el albergue desde que se instaló en el edificio del Seminario, en el verano de 2015. Antes, el albergue se localizaba en un inmueble de la calle González Besada, peor dotado y que se había quedado pequeño ante el impulso que el Camino de Santiago ha experimentado en las últimas décadas. Pero El Salvador es solo el episodio más reciente de una historia, la de los albergues y los establecimientos hospitalarios para peregrinos, que en Oviedo se remonta a hace alrededor de un milenio.

Acaso el primer hospital de peregrinos de la ciudad se fundase aún en tiempos de Alfonso II, el primer peregrino. El rey habría auspiciado la creación del hospital de San Nicolás, que pasa por ser el más antiguo del que se tiene noticia. Algunos autores conectan este primitivo recinto hospitalario con el que, años después, regentaría el gremio de los zapateros en la calle Cimadevilla, bajo la advocación, asimismo, del que fuera obispo de Myra.

Más nítida es la historia del desaparecido hospital de San Juan. Fundado por Alfonso VI a finales del siglo XI, y localizado entre las actuales calles de Schultz y San Juan. En ese recinto, los peregrinos hallaban lugar de reposo, comida y, de precisarla, atención médica. En sus ocho siglos de historia, el hospital de San Juan tuvo una importancia crucial para la ciudad, ya que en torno a este edificio, y a otros de similar objeto, comenzó a desarrollarse una red de establecimientos sanitarios en Oviedo. Obviamente, el concepto de "hospital", tal y como hoy se entiende, no es aplicable a estos establecimientos, donde primaba la atención asistencial.

Durante la Edad Media y la Edad Moderna, proliferaron los hospitales, muchos de ellos dedicados a los peregrinos y otros con carácter gremial, en la urbe. Anexo a San Juan se construyó, ya en el siglo XVI y por iniciativa del Cabildo de la Catedral, el hospital de Santiago, para atender a los pobres. Y por esta misma época se fundó en la calle de la Vega, el hospital de Nuestra Señora de los Remedios.

Entre los hospitales fundados por gremios profesionales, entre los más destacados figuran el de San Nicolás, del gremio de los zapateros; el de la Balesquida, asociado a los alfayates (sastres) y fundado en el siglo XIII merced a una donación de doña Velasquita (o Balesquida) Giráldez y que acogía por igual a peregrinos y ciudadanos; el de San Julián y Santa Basilisa, localizado en la Ferrería y gestionado por el gremio de los herreros; y el de la Magdalena, de la cofradía de los carniceros y cuyo origen es incierto, aunque el edificio que lo albergaba, y que aún hoy se conserva en el número 10 de la calle de la Magdalena, fue construido a principios del siglo XVII. Además, la ciudad gestionaba el hospital de San Lázaro o de la Malatería, cuyo origen se remonta al siglo XIII y en el que se recluía a los leprosos.

El referente, en todo caso, fue durante varios siglos San Juan. El hospital de peregrinos por antonomasia fue clave en la creación, en 1837, del Hospital General de Oviedo, un hito en la historia sanitaria de la ciudad, que aglutinó a todos esos pequeños hospitales, de peregrinos y gremiales, que se fueron desarrollando en la ciudad.

La historia del hospital de San Juan, también el de la iglesia que tenía vinculada, alcanza hasta el año de 1882, cuando se completó su demolición ante el deteriorado estado que presentaba el conjunto. De aquel complejo fundamental nos quedan algunos testimonios, como una foto de Charles Clifford, tomada en 1854, que muestra la Catedral desde San Juan. En la imagen (que se pudo contemplar recientemente en la exposición "Imago Urbis", en el Museo de Bellas Artes de Asturias) se aprecia en primer término la fachada de aquel desaparecido hospital, que en esa época albergaba el Colegio-Casa Pensión de Segunda Enseñanza de San Juan.

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