El descubrimiento de fosfina en Venus, vinculada a la presencia de materia viva, ha sorprendido e ilusionado a la comunidad científica. Los investigadores recomiendan prudencia y advierten que es prematuro hablar de vida en Venus.

El gijonés Alejandro Rivera, ingeniero aeroespacial en el Goddard Space Flight Center de la NASA, admite que "no se esperaba que pudiera persistir fosfina en la atmósfera venusiana en cantidades como las que se han descubierto", pero opina que "concluir que el origen de la fosfina es algún organismo viviente es prematuro". "La vida en Venus no es que sea imposible pero no es probable dado a que es un lugar extremadamente inhóspito", añade.

"En astrobiología la fosfina se suele usar como indicio de posible vida en las observaciones telescópicas y estudio de exoplanetas que son planetas que orbitan estrellas diferentes de nuestro Sol, y que están muy lejos de nuestro sistema solar", explica Rivera, y añade que "pese a que en la atmosfera de la Tierra la fosfina está presente debido primordialmente a la reducción de fosfato durante la descomposición de materia orgánica, la fosfina que se ha encontrado en Venus podría tal vez también ser el efecto de algún proceso atmosférico, fotoquímico o geoquímico en un planeta con fenómenos que aún no se entienden bien".

"Por muchos años en la NASA nos hemos centrado en la búsqueda de vida principalmente en Marte y en Europa, la luna más pequeña de las cuatro que posee el planeta Júpiter, y que se cree podría albergar vida en el océano que se sospecha existe bajo su superficie helada. El descubrimiento de fosfina en la atmosfera de Venus indica que es hora de estudiar este planeta más a fondo", agrega el asturiano, nacionalizado estadounidense y que lleva 20 años trabajando en el NASA Goddard Space Flight Center. La poca investigación realizada sobre Venus no es casual. "La tremenda temperatura y presión atmosférica en Venus hacen que mandar una misión robótica a la superficie de Venus de forma parecida a cómo hacemos con Marte sea muy complicado y las pocas que se han mandado por parte de la antigua Unión Soviética apenas sobrevivieron un par de horas. Debido a esto en la NASA hemos estudiado Venus a través de satélites como 'Pioneer Venus' que orbitaron el planeta y estudiaron entre otras cosas su campo magnético y la composición de su atmósfera. Pienso que existe una remota posibilidad de que tal vez hubiera microorganismos extremófilos no solo en la superficie de Venus sino en suspensión en la misma atmosfera y en sus 'nubes'. Esto creo que es algo que la NASA y la Agencia Espacial Europea deberían de tratar estudiar de forma conjunta", indica Alejandro Rivera.

En 2006 Rivera participó en un estudio preliminar del Jet Propulsion Laboratory de la NASA acerca de una misión robótica para la búsqueda de vida en Europa, la Luna de Júpiter que se cree podría albergar vida en el océano que se sospecha existe bajo su superficie helada.

Jesús Martínez Frías, investigador del IGEO (CSIC-UCM) y director de la Red Española de Planetología y Astrobiología, advierte que hay mucho por hacer antes de sacar conclusiones sobre la existencia de vida en Venus. "La fosfina no se había descubierto en ningún planeta terrestre hasta ahora, solo en la Tierra", reconoce. Hay que confirmar que se ha detectado correctamente y descartar que no se haya generado por alguna reacción geoquímica o fotoquímica desconocida. Martínez Frías empieza cuestionando la denominación de biomarcador que se aplica a la fosfina, porque "nada debería llevar ese prefijo si no está directamente relacionado con la vida". Existen, explica, "marcadores de habitabilidad", como podría ser la presencia de agua, que indican que un planeta "es habitable pero la vida puede haberse desarrollado o no".

Ni siquiera puede concluirse "de manera inequívoca" que lo detectado, por las frecuencias registradas por los sistemas de medición telescópicos, sea fosfina, según Martínez Frías. Él aconseja ir a la fuente original, en artículo publicado en la revista "Nature Astronomy", en la que se habla de "aparente detección". Ahora, dice, "lo principal es refrendar que ese descubrimiento es real". "El fosforo existe en los basaltos de Venus, hay fosforo que procede de los meteoritos. Los autores del artículo han detectado fosfina en la atmósfera de Venus en cantidades superiores a las estimaciones que podríamos hacer si solo procediera de las rocas, así que debe haber algún proceso que no conocemos que genere esta cantidad de fosfina", indica.

"La posibilidad de encontrar vida extraterrestre es uno de los tópicos candentes de la astronomía actual y también un tema de interés social y muy mediático", comenta el investigador y divulgador asturiano Amador Menéndez. "El mero hecho de haber encontrado esas inesperadas cantidades de gas fosfano en la superficie de Venus es de por sí revolucionario y de mucho interés científico. Quizás nos lleve a descubrir una nueva química o procesos inesperados", opina. "Hay dos formas posibles de detectar vida extraterrestre. Una sería, por ejemplo, ir a Marte con la misión Mars 20020 y encontrarla. Otra sería detectar vida o indicios de la misma de forma indirecta. Gases como el oxígeno se conocen como biomarcadores o indicadores de vida, pues no podrían formarse mediante procesos puramente geofísicos u otros procesos, sino que requieren de organismos vivos como algas y cianobacterias. Por eso el oxígeno es uno de los biomarcadores más fiables. En el caso de Venus, lo que se ha encontrado es el gas fosfano. Hablando con precisión, quizás no deberíamos llamarlo biomarcador, pues se podría formar por otros procesos en los que no intervienen organismos vivos", argumenta Menéndez.

Las investigaciones sobre la hipotética presencia de vida en Venus, sean cuales sean sus resultados, "de forma indirecta" podrían traer avances tecnológicos, según Menéndez. "Ya se habla de desarrollar detectores y sensores más precisos para confirmar que realmente lo que se detectó es la molécula de fosfano. Y estos detectores y sensores más precisos sí podrían encontrar utilidad en la vida cotidiana, en aplicaciones que van desde la fotografía a la monitorización de la calidad del aire de nuestras ciudades y la detección de contaminantes", comenta.

Queda mucho por hacer antes de afirmar o negar la existencia de vida en Venus. "Habría que llegar con una misión de tipo robótico y analizar muestras", afirma el astrónomo Luigi Toffolatti, astrónomo y catedrático del departamento de Física de la Universidad de Oviedo, y para ello, dice, habrán de transcurrir aún muchas décadas. Los autores del descubrimiento sobre la presencia de fosfina en Venus ya publicaron un artículo adelantándolo en 2018. "Seguramente ahora han tenido una confirmación con las observaciones el telescopio de Atacama y por eso se han atrevido a lanzar esta noticia contundente", opina. "En un futuro y, no próximo, habría que llegar a encontrar más señales de la fosfina en Venus y obtener pruebas teóricas de que no hay procesos geoquímicos que no conocemos, que puedan haberla producido", indica Toffolatti. "Hay que ser prudente, tenemos una primera señal muy importante, pero necesita ser confirmada", señala, e insiste en que en "la prudencia está en el código deontológico del buen científico".