"La bailarina sin corazón" es una historia en la que es fácil reconocerse. Nahir Gutiérrez, asturiana de Turón, ha escrito un relato que empieza siendo dramático y que acaba por ser luminoso, un cuento sobre un sueño frustrado y sobre la reinvención. Lo que refiere en él es algo a lo que todo el mundo, en mayor o menor medida, se ha enfrentado: un plan vital que se va al garete, el sentimiento de fracaso y la tristeza, y después el renacer, una alternativa, un descubrimiento que trae de vuelta la felicidad.

La pandemia dejó en suspenso la promoción del libro de Nahir Gutiérrez, que solo pudo presentarse en Madrid, en febrero, poco antes del confinamiento. Ahora la retoma y la semana que viene, el domingo 27 de septiembre, estará hablando de él en la Feria del Libro de Gijón. Editado por "Mueve tu lengua", parte de lo recaudado con las ventas -un euro por ejemplar- será donado a la Fundación "Menudos Corazones", que acompaña y cuida de los niños con cardiopatías y de sus familias.

Abigail, la pequeña protagonista retratada por Nahir Gutiérrez no es una invención. Existe, la escritora la conoce, ha sido compañera de colegio de su hijo. Es una chiquilla que nació con una cardiopatía, que fue operada de bebé con éxito y que al crecer se apasionó con el baile. Cuando su enfermedad empeoró y los médicos le advirtieron de que debía dejarlo para no poner en riesgo su vida el mundo se le vino encima.

Nahir Gutiérrez ha puesto la letra a la historia de Abigail e Iván Harón, vasco y asentado en Madrid desde hace décadas, se ha ocupado de las ilustraciones, que son como la música sobre la que se desliza el relato. A la autora la conectó con lo que le sucedió a una de sus compañeras en la escuela, la única que tenía clara su vocación -ser directora de orquesta- y a la que le diagnosticaron una malformación del túnel carpiano que dio al traste con sus expectativas. "La bailarina sin corazón", dice su autora, "toca muchos palos", habla de "resiliencia", de las pulsiones y las obsesiones, y de las nuevas oportunidades. "A veces nos enfocamos en algo y no vemos más allá", dice. También trata sobre la enfermedad. Iván Harón ha tratado de acercarse a ello con "respeto a las familias", con "delicadeza y empatía". El libro, el primero infantil que ilustra, ha sido "como un regalo" para él y lo ha llenado de luz, alternando tonos azules y naranjas. Para Nahir Gutiérrez éste es su tercer libro para niños, tras "Hipolito y Serafín" y "Donde está? güelita Queta", con el que ganó el Premio Destino Infantil Apel·les Mestres en 2010.

Harón no podrá viajar a Gijón, donde Ana Capilla dedicará una sesión de cuentacuentos a "La bailarina sin corazón". Para Nahir Gutiérrez la visita será emocionante, por el reencuentro con su tierra y por el recuerdo de Luis Sepúlveda, fallecido hace unos meses. "Fue el primer autor que me llevé de promoción por toda España cuando trabajaba en la editorial Tusquets", rememora. De Lucho, como ella, y sus allegados, lo llamaban, echa de menos, entre otras muchas cosas, "la risa permanente".

Gutiérrez y Harón dicen que no corren buenos tiempos para la literatura. Los proyectos se ralentizan, las promociones se interrumpieron. La escritora comenta que "el ambiente es de lucha y reivindicación", exigiendo que se reconozca el valor de la cultura, que es "el eterno pobre de este país". Lo lamenta, porque, en su opinión, "un país sin cultura es un país hueco".

Los niños, con las buenas cifras de ventas de literatura infantil, "son la gran esperanza blanca", confía Nahir Gutiérrez, porque "cuando hacen el clic y arrancan con la lectura, ya no lo dejan, pasarán etapas alejados de ella, por la tecnología o cualquier otra cosa, pero siempre vuelven a ella".