La Junta de Castilla y León decretó ayer el confinamiento, a partir de la medianoche de hoy, de las ciudades de León, Palencia y San Andrés del Rabanedo debido al incremento de casos activos de covid-19. En concreto, en la ciudad de León se contabilizan en la actualidad 510,45 casos por cada 100.000 habitantes, lo que supone la aplicación inmediata de las medidas de restricción para las ciudades de más de 100.000 habitantes (la capital leonesa tiene 148.000). Una ratio similar a la que presenta Madrid (con 586,6 ayer), que triplica la de Gijón (que fue puesto en alerta naranja ayer con una tasa de 154) y es cuatro veces más que la del conjunto de Asturias.

El confinamiento de la capital leonesa se ha ejecutado en aplicación de las directrices aprobadas por el Ministerio de Sanidad a raíz del caso de Madrid, y que implica la puesta en marcha de medidas restrictivas en las urbes con incidencias acumuladas superiores a los 500 casos por cada 100.000 habitantes, más de un 10% de pruebas PCR positivas en los últimos días y una nivel de ocupación de los servicios de UCI superior al 35%.

Al tiempo que se decretaba el confinamiento de la ciudad de León, la Consejería de Sanidad de Castilla y León decidía, por su parte, adoptar medidas similares en Palencia (con 78.000 habitantes) y San Andrés del Rabanedo (31.000 habitantes), ya que sus índices de infectados son de una gravedad similar a la registrada en León.

En total, más de un cuarto de millón de personas se ven afectadas por estas restricciones, que incluyen el cierre perimetral de las ciudades, de las que solo se podrá entrar y salir por motivos justificados como pueden ser acudir al trabajo, a la escuela o a la universidad, la atención a personas mayores o dependientes, acudir al médico o desplazarse a bancos, juzgados o administraciones públicas. Además, se reducen los aforos permitidos en establecimientos hosteleros y locales de ocio (solo se permite el 50% en interiores y el 60% en exteriores), que no podrán admitir clientes después de las 22.00 horas y deberán cerrar antes de las 23.00. Las reuniones se limitan a un máximo de seis personas.

Para los asturianos que residen en León, las medidas eran esperables en atención a la evolución de la curva de contagios y son, en cualquier caso, demasiado tenues como para doblegar los rebrotes. Juan Carlos Suárez, avilesino y profesor de música en un instituto. "Ya desde la semana pasada había ese runrún en la calle, viendo la cantidad de positivos que tenemos, y eso que aquí se toman las cosas muy en serio", asegura. Como anécdota, relata que "la semana pasada bajaron mucho las temperaturas, pero en las aulas las ventanas estaban abiertas para que hubiera ventilación. Cuando llegue diciembre, no sé cómo vamos a hacer". Para este profesor no es que hubiera relajación, sino que "son las consecuencias de la movilidad y del inicio del curso". El problema es que "hay muchas personas contagiadas pero que son asintomáticas y no saben que están infectadas. Por eso, por mucho cuidado que se quiera tener, es muy difícil".

Juan Carlos Suárez señaló que en León se mira hacia Asturias "y se tiene la sensación de que ahí se están haciendo las cosas muy bien. Es cierto que las poblaciones están dispersas, pero la sensación es que las medidas son estrictas y anticipándose". A su juicio, las medidas que se aplican desde ahora en León son "un corta y pega de lo que se aplica en Madrid", aunque asegura que las medidas de seguridad que se aplican son estrictas desde hace meses. Suárez tiene un grupo de música, "Polaroid", al que se le ha cancelado un concierto previsto en una terraza. "Tuvimos una actuación en una sala para 200 personas y solo pudieron asistir 40". Lo peor, afirma, es para los negocios de hostelería y el comercio. "Han cerrado muchísimos, porque las consecuencias de la pandemia les golpean de lleno. Y ahora, con el invierno, las perspectivas son terribles".

De la misma opinión es Nieves Mielgo, de Cangas del Narcea pero profesora en León desde hace años. "Ya había poco comercio, y ahora han cerrado muchísimo. Y los negocios de hostelería, cuando llegue el frío, sufrirán mucho, porque no se podrán utilizar las terrazas ni estar dentro". Pero, salvo por esto, esta profesora afirma que "este confinamiento es muy 'light'; para evitar los contagios deberían ser más severas, pero no va mucho más allá de lo que se venía haciendo, salvo por la reducción de aforos y la asistencia a tanatorios o actividades". Mielgo hace un mes y medio que no ve a su hijo, que vive en Oviedo. "Es por responsabilidad. La movilidad favorece los contagios y hay que ser consciente de ello", asegura.

También coincide en que "se mira a Asturias como referencia por el número de contagios, aunque es verdad que en los últimos días están aumentando. Pero la sensación es que se está haciendo bastante bien".

El Ministerio de Sanidad anunció ayer que la cifra global de contagios se había incrementado en 23.480 desde el viernes. De ellos, 2.099 se registraron en las 24 horas precedentes, con apenas 207 contabilizados en Madrid. Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, matizó, en su comparecencia diaria, que "puede haber retraso en las notificaciones", por lo que no se "atreve" a afirmar si la capital "va mejor o peor". El presidente asturiano, Adrián Barbón, advirtió que, "sin controlar la salud pública en Madrid, es imposible hacerlo en el resto de España".

Por su parte, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, eludió profundizar en la polémica con la Comunidad de Madrid a propósito del confinamiento y aseguró: "Nos importa muy poco, es decir, nada, todo lo que no sea la salud de los ciudadanos", porque "estamos para salvar vidas". Horas antes, fuentes del PP habían mostrado su apoyo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acusando al propio Illa de hacer campaña electoral en Cataluña con el confinamiento de Madrid.