Las bioquímicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, que hace cinco años recibieron el premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica, fueron galardonadas ayer con el premio Nobel de Química por desarrollar las llamadas "tijeras genéticas", la técnica de "corta y pega" de genes denominada CRISPR/Cas9. La concesión de este Nobel ha suscitado el malestar en el ámbito científico español pues la Academia Sueca no ha reconocido al español Francis Mojica, padre de los fundamentos teóricos de esta tecnología que desarrollaron la francesa y la estadounidense galardonadas ayer.

Mojica era, hasta ahora, la gran esperanza de la ciencia española por hacerse con el tercer Nobel de su historia, después de Santiago Ramón y Cajal en 1906 y del asturiano Severo Ochoa en 1959. El ministro de Ciencia, Pedro Duque, expresó su "tristeza" por la exclusión de Mojica y por que en este caso no se hubieran aplicado los mismos criterios que en el Nobel de Física, donde sí se reconoció la labor del "pionero" en el campo de los agujeros negros, Roger Penrose. "Nos hubiera gustado ese mismo criterio en Química", indicó. Científicos españoles de distintos ámbitos se mostraron también molestos por el olvido de Mojica.

"Estoy encantada con esta increíble noticia", respondió ayer Emmanuelle Charpentier por correo electrónico a LA NUEVA ESPAÑA. "Me siento verdaderamente honrada de haber sido elegida como receptor de este premio tan prestigioso", añadió. Por su parte, desde la Universidad de Alicante, donde investiga, Mojica declaró: "Mi filosofía siempre ha sido alegrarte de lo que tienes, pero que le dieran un Nobel a alguien de España hubiera sido una maravilla y lo lamento porque habría dado un gran empuje a la investigación de este país, pero no ha habido suerte".