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Madama Butterfly se pone la mascarilla

Los cantantes y músicos del nuevo título de la Ópera de Oviedo ensayan ya en el Campoamor la obra, ambientada en el bombardeo de Nagasaki

El director de escena, Joan Antón Rechi (a la derecha), da indicaciones a Ainhoa Arteta y Jorge de León, ayer, durante los ensayos de "Madama Butterfly" en la sala Emilio Sagi del Campoamor. IRMA COLLÍN

La sala Emilio Sagi (antigua sala CAMCO) de los bajos del teatro Campoamor de Oviedo se convirtió ayer en la embajada americana en Japón. Cio-Cio San se casaba con el teniente de la marina de Estados Unidos, B. F. Pinkerton, dando lugar a uno de los mayores dramas líricos de la historia. Los ensayos de "Madama Butterfly" empezaron el lunes y terminarán el 7 de noviembre para que el nuevo título de la temporada de Ópera se represente el 9, 12, 15, 18, 20 y 21 de noviembre en el principal teatro ovetense. El director de escena, Joan Anton Rechi, marcó ayer los movimientos de los protagonistas, tanto los del primer reparto (encabezado por la soprano Ainhoa Arteta como "Madama Butterfly", el tenor Jorge de León en el papel de teniente y el barítono Damián del Castillo dando vida a "Sharpless"), como los del segundo (en el que destacan Beatriz Díaz, Fabián Lara y César Méndez). Por el momento, el trabajo se hace a modo de puzle. Es decir, por escenas y grupos de artistas, además de diferenciar entre músicos y cantantes. Por las mañanas se ensaya la parte musical con la OSPA bajo la batuta de Oliver Díaz. Y por las tardes se trabajan los movimientos escénicos.

"Ahora el escenario gira y aparecéis junto a la mesa para firmar el acta". Rechi tiró ayer de imaginación y cinta adhesiva para suplir la plataforma giratoria que estará en el escenario como parte de una escenografía (un diseño de Alfons Flores) inspirada en 1945, antes y después del lanzamiento de la bomba atómica en Nagasaki, y, por tanto, muy diferente a la ambientación del libreto original de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica con música de Puccini. Un video mapping completará la propuesta de una obra que es una coproducción del Festival Castell de Peralada y la Deutsche Oper am Rhein.

Los cantantes ensayan con la mascarilla puesta, una de las medidas impuestas para evitar riesgos de contagio y a la que hay que sumar otras como la ausencia de figurantes a excepción del niño que representa al hijo de "Madama Butterfly", la reducción del coro a 27 personas (en "II Puritani" fueron 44), la limitación del aforo al 43% de la capacidad (630 espectadores en lugar de los 1.470 que caben en el Campoamor) o la realización de pruebas serológicas al reparto al inicio de la producción.

Los artistas ya se han acostumbrado a proyectar la voz bajo la tela, aunque durante la función se librarán de ella. El barítono José Manuel Díaz, en su papel de embajador imperial, pasa las páginas de una carpeta simulando llevarse el dedo a la boca cada vez que coge un folio, pero no remata el movimiento por la mascarilla. Arteta aprovecha un receso para hidratarse. Sirve la bebida, similar al té, pero derrama una parte y lanza un chillido forzado. "¡Aaaaaaaaah! Como hace mi amigo Josie", dice en referencia a un compañero de Masterchef, el concurso culinario de TVE en el que participa con "celebrities" como el nombrado Josie, estilista. Hay buen ambiente.

El director de Ópera de Oviedo, Celestino Varela, cruza los dedos en la distancia para que no haya que hacer cambios en caso de Estado de Alarma o toque de queda: "El mundo de la cultura es seguro y la gente tiene ganas de Ópera".

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