El horizonte es esperanzador, pero hasta ahí. Queda mucho por comprobar y otro tanto por confirmar. Eso sí, si todo va “muy bien”, como dijo ayer el ministro de Sanidad, Salvador Illa, la vacuna del coronavirus podría estar lista en pocos meses. España está preparada para que así sea y ya ha reservado 1.000 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado para comprar dosis de siete vacunas diferentes.

El anuncio de la farmacéutica norteamericana Pfizer y la alemana BioNTech de que disponen de una vacuna con una eficacia de un 90 por ciento es para Illa un “paso importante, prometedor y relevante”. A su vez, el ministro de Ciencia, Pedro Duque, ha considerado que si hasta ahora había la “esperanza” de que habría una vacuna contra el covid, el anuncio del consorcio trae consigo la “certeza” de que habrá un antídoto y su desarrollo llegará “muy pronto”.

Merced al acuerdo de compra de la UE, que se rubricará “esta semana o la próxima”, según Illa, a España podrían llegar 20 millones de dosis a principios del próximo año. La vacuna de Pfizer se administra en dos dosis, con alrededor de un mes de diferencia, por lo que en esta primera fase se vacunaría a 10 millones de personas en nuestro país. Desde el inicio de la pandemia se han contagiado de coronavirus un total 1.398.613 personas. Ayer se notificaron 7.395 nuevos casos, 7.552 de ellos diagnosticados en las últimas 24 horas. Esto supone una cifra inferior con respecto a los 18.669 del mismo día de la semana anterior, unos datos que para Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, indican que España se podría encontrar en una “fase de estabilización o remisión” de la segunda ola, en torno a 525 casos por 100.000 habitantes.

La dureza de la segunda ola lleva a los científicos a pedir prudencia ante el optimismo por el anuncio de Pfizer. Ellos son los primeros que ven una “muy buena noticia”, pero también saben que por delante queda mucho trabajo y no lo han acogido con la misma alegría que los mercados. La viróloga Margarita del Val, investigadora del CSIC y del centro de biología molecular Severo Ochoa, es tajante y asegura que el anuncio “no es válido desde el punto de vista científico” ya que no ha sido publicado en revistas científicas. “Han tenido que anunciarlo porque siempre que tienen una noticia que puede influir en los mercados deben comunicarla”, explica Del Val, que agradece la sinceridad de la farmacéutica al reconocer que no tienen datos suficientes para asegurar su eficacia en pacientes graves. “Ellos mismos dicen que sí protege a los enfermos con síntomas leves, pero hasta que no veamos que es eficaz con los que están más graves no vale para mucho”, asegura Del Val, que pide “mucha cautela”. Para la viróloga, “que proteja a pacientes leves es una buena noticia, pero les pedimos mucho más”, considera, por tanto “fundamental”, que sea afectiva en pacientes con sintomatología grave. Los primeros estudios de la vacuna se han hecho con jóvenes sanos y luego se vacunó a grupos de riesgo “por lo que llevan menos tiempo y todavía no hay capacidad para ver los resultados”, explica la viróloga.

Casos de covid-19 por comunidades. Datos a 10 de noviembre

Pfizer tampoco ha confirmado que el virus deje de replicarse en las personas vacunadas. Es decir, podrían recuperar salud pero seguir contagiando. “Si logran eso sería la bomba, es mi carta a los Reyes Magos”, dice Del Val, que explica que si el virus deja de replicarse en las personas vacunadas “la capacidad de contagio se atenúa muchísimo”.

Otra de las dudas que han surgido es si hay capacidad logística para distribuir a nivel mundial una vacuna que debe conservarse a 80 grados bajo cero. En este caso Del Val no ve inconveniente, “hay más de una vacuna así”, dice, y señala otra de las que más esperanzas ha generado, la de Moderna, otro laboratorio estadounidense, que requiere las mismas condiciones de conservación.

Del Val alerta también de que el aplaudido 90 por ciento de eficacia anunciado por Pfizer, “puede bailar”. Eso sí, “nadie se lo va a echar en cara”. “Científicamente esa cifra puede inducir a error, es como si yo hago una encuesta en una sala con cien personas pero solo pregunto a dos”, explica. Para ella, los datos aportados por Pfizer, “son muy bajos” por lo que “por ahora seguimos estando un poquito vendidos”, concluye la investigadora del CSIC.

De la misma opinión es el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo Carlos López Otín, que ayer mostró su “esperanza” en que se confirme lo apuntado por Pfizer, aunque “preferiría que el anuncio se hubiese hecho en una revista científica”. “Quiero creer que las vacunas van a llegar”, afirmó Otín en RNE, donde destacó como uno de los mayores inconvenientes de la vacuna es “que exige una logística muy difícil” para su conservación.

Con todo esto los científicos piden que no se baje la guardia y que se sigan cumpliendo las medidas sanitarias, que se siga utilizando la mascarilla, guardando la distancia de seguridad y limitando al máximo los contactos sociales.

Respecto a las mascarillas, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, afirmó ayer que el Gobierno “abaratará” el precio de venta al público, ya sea bajando el IVA si la UE lo permite, ya sea bajando el precio máximo fijado hace unos meses, cuando había menos oferta.

Para lo que sí ha servido el anuncio de Pfizer, además de para el alza de los mercados, es para dar a conocer al matrimonio de investigadores formado por Ugur Sahin, de 55 años, y su esposa, Özlem Türeci, dos años más joven. Él llegó a Alemania desde su Turquía natal a los 6 años de edad. Ella, también de origen turco, nació ya en Alemania. Ambos fundaron los laboratorios BioNTech, empresa que ha desarrollado con Pfizer la gran esperanza contra el covid.