España reducirá el IVA de las mascarillas reutilizables del 21 al 4 por ciento, lo que supondrá un ahorro de entre 96 y 228 euros al año para las familias. La medida, anunciada ayer por la Ministra de Hacienda, María Jesús Montero (PSOE), contradice el criterio que hasta entonces había mantenido el Gobierno. Horas antes de la comparecencia de Montero, la asturiana Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, había asegurado que Italia se había saltado una directiva europea al eliminar el IVA de las mascarillas. Lo que hasta ahora mantenía el Gobierno de España era que una directiva europea les impedía modificar el impuesto. Pero, en la tarde del jueves, Bruselas apuntó que la normativa comunitaria sí que ampara una reducción del IVA para aquellas mascarillas vendidas a particulares. Y así se hará.

Los farmacéuticos del parque del Muelle en Avilés, Mireya Álvarez y José Alonso. | I. G.

La medida del Gobierno ha gustado entre los asturianos, que celebran la rebaja de un bien que se convirtió en esencial cuando comenzó la pandemia, aunque muchos la consideren insuficiente. “Las mascarillas, siendo obligatorias, deberían ser gratuitas, tenía que darlas la Seguridad Social. Al menos no tendrían que tener IVA”. Así lo asegura Amalia Álvarez, frente a una céntrica farmacia de Gijón. No obstante, Álvarez aplaude la medida impulsada por el Gobierno para disminuir el gravamen de estos equipos de protección, ya que entiende que “hay economías domésticas que no pueden hacer frente a ese gasto”. Más aún si se siguen a rajatabla los horarios máximos de uso de las mascarillas. “Hay mucha gente que no puede permitirse cambiarlas cada tan poco tiempo”, remarca. Pone como ejemplo “una familia con tres hijos, padres, abuelos... Es un gasto considerable y las economías actuales no están para eso”.

Amalia Álvarez sale de una farmacia de la calle Corrida de Gijón. | J. M. R.

El sentimiento de esta vecina de Gijón era compartido por una consumidora ovetense que esperaba su turno a la entrada de una farmacia en la Avenida de Galicia. Lucía Gómez hacía cola, justamente, para aprovisionar a su familia de mascarillas. Calificó de “vergüenza” una medida “positiva” que llega “tarde mal y nunca”. Para Gómez, las mascarillas, “en el momento en el que se convirtieron en obligatorias”, deberían haber rebajado su tipo impositivo, y no ser “una fuente de ingresos para el Gobierno”. Con la reducción del IVA del 21 por ciento al 4 por ciento, las arcas públicas recaudarán 1.568 millones de euros menos de lo que se había previsto.

Desde finales de julio, Sanidad fijó un precio máximo de 96 céntimos para las mascarillas quirúrgicas. Cuando se aplique el tipo superreducido del impuesto estas no deberían costar más de 83 céntimos, ya que, como apuntó la ministra de Hacienda, la bajada del impuesto no supondrá “un mayor margen de beneficio para las empresas”. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), para una familia de cuatro miembros y que use una única mascarilla al día la rebaja supondrá un ahorro mensual medio de 19 euros si utiliza este tipo de elementos protectores (pasaría de 115 a 96 euros), es decir un ahorro de unos 228 euros al año. Esta medida afectará tanto a las citadas mascarillas quirúrgicas como a las conocidas como de “alta eficacia”, es decir, las FFP; pero no a las de tela. Las mascarillas de alta eficacia no tienen un precio máximo establecido, pero al tener un coste más elevado la medida del Gobierno conllevará un ahorro mayor para los consumidores de este tipo de equipos de protección.

Tampoco se aplicará la reducción impositiva a las novedosas mascarillas transparentes que ayer lucían dos vecinas ovetenses en el Campo San Francisco. Pilar Vázquez y María Jesús Fernández contaban que las habían adquirido en Bilbao antes del cierre perimetral. Estos equipos están siendo muy demandados por aquellos que padecen de hipoacusias o tienen familiares con problemas de este tipo.

Los farmacéuticos

Respecto del ahorro que supondrá para los consumidores, los farmacéuticos apuntan que, si bien no se trata de una gran diferencia sobre el precio actual, se notará “a largo plazo”. Sobre todo, para quienes utilizan las FPP2, “que son más caras”, señala la farmacéutica Mireya Álvarez tras la mampara de su establecimiento en el parque del Muelle, en Avilés. Y hace cálculos del suministro necesario: “Una familia de cuatro miembros, puede comprar una caja de cincuenta cada quince días aproximadamente”.

Su compañero José Alonso coincide con ella: “Es lo lógico. Lo que no sé es por qué se ha tardado tanto. ¿Desde cuándo una mascarilla es un bien de lujo? Nunca lo fue”. Asturias fue una de las primeras comunidades autónomas en implantar las mascarillas obligatorias por la calle el pasado mes de julio. También en bares y restaurantes y después en oficinas.

Una quirúrgica puede aguantar puesta cuatro horas. Una jornada laboral son ocho. Es decir, harían falta dos mascarillas al día durante cuatro meses, que desde julio suman 252 mascarillas por persona. El gasto no es menor, dados estos cálculos. Considerar que la mascarilla es un bien de lujo “es absurdo. Y más en la crisis actual”, añade José Alonso. “A veces, porque son caras, se compran algunas que no protegen o se usan mal. Hay que tener mucho cuidado”, explica este farmacéutico.