Manuel Lombardero (Teverga, 1924) ha fallecido en Barcelona a los 96 años de edad. Librero desde que era casi un niño, fue clave en el crecimiento de la editorial Plantea poniendo en marcha "Crédito internacional del libro", que vendía a plazos y que llenó de enciclopedias los hogares españoles.

Lombardero empezó a trabajar en la Librería Cervantes de Oviedo y allí entró a formar parte de un grupo de chavales que por aquella época frecuentaban el negocio de Alfredo Quirós. En Cervantes conoció a otro chiquillo que llegó por allí a ganarse un dinero, era Paco Ignacio Taibo Lavilla (1924-2008) , un chaval «alegre, cariñoso, dinámico, que me sorprendió, porque hasta entonces yo había sido un chico solitario», evocaba Lombardero para LA NUEVA ESPAÑA en su retiro veraniego de San Claudio.

Los dos críos trabaron amistad y Lombardero entró a formar parte de una sociedad que ellos mismos se inventaron y que se llamaba «PIABA», que eran las siglas de Paco Ignacio y Amaro (Taibo), Benigno (Canal) y Ángel (González). Los cuatro tenían en común desgracias familiares a causa de la guerra. El grupo conoció y entabló relación con un vendedor de libros a plazos, escritor y poeta, llamado Luis Landínez.

Tras los años de trabajo en la librería Cervantes, bajo las órdenes de Alfredo Quirós, Manuel Lombardero, al contar los 21 años, fundó su propia tienda, la librería Colón, que no le fue demasiado bien por lo que en 1951 se fue a Barcelona.

Lombardeo, tras el fiasco de su librería, se puso en contacto con la casa de Barcelona a la que representaba Landínez. Allí trabajó durante cinco años, hasta que en 1956 el editor de Planeta, José Manuel Lara (1914-2003), le propuso montar su organización de venta de libros a plazos. Aquella nueva división de Planeta se denominó Crédito Internacional del Libro y tuvo productos estrella como la Enciclopedia Larousse, para la que Lara, como era un hombre concienzudo, contrató a la mejor gente de Barcelona con objeto de realizar la edición española, que resultó mejor que la francesa.

De la Larousse, como de la Historia Universal de la UNESCO o la Historia de la Literatura de Blecua, Valverde y Riquer se vendieron por cientos de miles.

A partir de ese momento el chaval de Teverga se convirtió en mano derecha de uno de los popes de la literatura y la comunicación como ha sido José Manuel Lara.

Lombardero nunca perdió el contacto con Asturias donde mantenía muchos amigos.

Su esposa, Charo González; sus hijos: Mowgli (Rosario) y Gustavo, Manuel y Anne, sus nietos, Mauro, Dima, Manuel, Anna, familiares y cuidadores comunicaron ayer su fallecimiento a amigos y conocidos.

"La despedida será en la más estricta intimidad, dadas las circunstancias. En su momento, que será comunicado oportunamente, celebraremos su funeral y disposición de las cenizas", ha dejado dicho la familia.