Veinte personas, elegidas por sorteo, ponen la mano encima de una furgoneta. El último en retirarla, se queda con el vehículo. Esa es la premisa del concurso que centra la acción de “One of These Days”, la película de un Bastian Günther que se adentra en la América profunda para trazar el retrato de un grupo de personas desesperadas, embarcadas en un concurso suicida, en una suerte de variación “redneck” de “Danzad, danzad, malditos” (Sidney Pollack, 1969). En torno a este concurso, Günther arma un artefacto proteico, que durante buena parte del relato se debate entre el drama y la comedia negra, en un esfuerzo en ocasiones arrítmico, pero ante el que resulta difícil apartar la mirada.

La diversidad de los concursantes embarcados en esta competencia, la variedad de sus traumas y de sus motivaciones, permite al cineasta moverse con agilidad entre los distintos registros que maneja el filme, apuntalado por las sólidas actuaciones de un reparto en el que brillan Carrie Preston (la entrañable Elsbeth Tascioni de “The Good Wife” y “The Good Fight”) y Joe Cole (John Shelby en “Peaky Blinders”), que incorporan los dos roles principales del filme, una empleada del concesionario que anima a los participantes y uno de los concursantes, un joven padre de familia cuyo ansia por llevarse la furgoneta lo llevará a una situación límite.

La fuerza del reparto sostiene al filme incluso en ese requiebro de su tramo final, que acaso resulte un tanto impostado, extravagante por momentos, acaso innecesario. Diseñado únicamente para reforzar la idea de la futilidad de toda la peripecia, de lo absurdo de todo sacrificio.

“¿Tanto necesitaba el vehículo?”, le preguntan a Joan, el personaje encarnado por Carrie Preston, a propósito de las motivaciones de uno de los concursantes. “No”, responderá ella, “necesitaba ganar”. Y acaso esa sentencia defina a un país, los Estados Unidos de la era Trump, y a un modelo de sociedad, carcomida por el capitalismo, mejor que ninguna otra cosa.