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Cuando el amor empieza a doler

Tatiana Álvarez y Susana Suárez, de la Unidad de Familia de Avilés: “Nos llegan segundas generaciones de víctimas”

Tatiana Álvarez, a la izquierda, y Susana Suárez, ayer, en su despacho de la Unidad de Familia de la Comisaría de la Policía Nacional en Avilés. | Mara Villamuza

Tatiana Álvarez Navarro y Susana Suárez Ríos son agentes de la Policía Nacional. Con un cometido especial: por sus manos ya curtidas de experiencia pasan todas aquellas mujeres de Avilés a las que sus parejas les han dejado cicatrices visibles o no: las del sufrimiento, el dolor y la desilusión. Son una especie de “ángeles” con placa contra la violencia machista. Ofrecen protección desde el mismo momento en el que las víctimas son conscientes de que lo que llaman amor se dice dolor. Y no se separan de ellas hasta que termina un proceso a veces largo: “No nos cansamos de decirles que no están solas, que a su disposición están todos los servicios públicos”, explican ambas agentes de la Unidad de Familia de la Comisaría de Río San Martín. Prefieren no dar datos, pero confirman que trabajan, de media, con 120 mujeres que sufren violencia de género. Algunas son hijas de mujeres que en su momento urgieron auxilio: “Hay víctimas de todas las edades, de todas las clases sociales... Y menores que empiezan dándole a su novio una clave del móvil y terminan aquí”, sentencian Ríos y Navarro, la primera sin redes sociales personales; la segunda, con un cursillo acelerado de las mismas.

Redes sociales

Ahora un “me gusta” en Facebook es considerado quebrantamiento de condena. Coinciden, eso sí, en que un momento común “y delicado” por el que pasan muchas víctimas está ligado al inicio de los trámites de divorcio. Las dos policías tienen abiertas las puertas de la Unidad de Familia “los 365 días al año, las 24 horas”. Incluso en tiempos de coronavirus. “No hemos bajado el ritmo, y eso queremos que quede bien claro: cualquier mujer puede venir a la Comisaría que ningún policía le va a parar ni le va a cortar el paso”. Les sorprendió que durante el confinamiento se diera una reducción de denuncias por violencia de género. También detectaron menos quebrantamientos de condenas. Su trabajo, no obstante, es peculiar: los delitos que investigan se dan de puertas para adentro de una casa. “Por este motivo la colaboración ciudadana es primordial”, recalcan.

“Es importante que las mujeres se dejen ayudar, nunca van a estar solas”, sentencian las agentes

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A Tatiana y a Susana las conocen por su nombre, y las víctimas tienen el pasillo despejado hasta su despacho. A veces se llevan el trabajo a casa. “Nosotros tenemos relación estrecha y directa con la víctima desde el momento que pone la primera denuncia, que acude un coche patrulla o que el servicio de salud nos envía un parte de lesiones. Las acompañamos durante todo el proceso y una de las primeras cosas que hacemos es darles medidas de autoprotección como aconsejarles que cambien la cerradura de casa, que tengan cuidado en las entradas y salidas del domicilio, que bloqueen a sus parejas de teléfonos móviles y que, si tienen hijos, cumplan con el régimen de visitas a través de terceras personas... Pese a todo algunas veces no lo conseguimos porque muchas mujeres maltratadas no conocen qué es el buen trato. Es importante decir que las mujeres en esta situación deben dejarse ayudar”, reconocen.

Las dos agentes de la Unidad de Familia de Avilés trabajan, además, con los agentes especializados en violencia de género de la Policía Local, los agentes sociales y los juzgados. “La relación que tenemos es envidiable y exquisita”, confiesan ambas, que como sus colegas de otras comisarías de todo el país trabajan con el programa “VioGen”, el sistema de seguimiento integral en los casos de violencia de género. Otra aplicación con la que trabajan e increíble hace unos pocos años es “Alertcops”, un canal directo con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para comunicar un hecho del que se es víctima o testigo. A esa llamada responde en Avilés el equipo de Tatiana Álvarez y Susana Suárez: “Ninguna mujer está sola”.

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