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Las mujeres “libres y diversas” no se callan

“Es necesaria la educación temprana para que sepan distinguir las relaciones sanas de las tóxicas y denunciarlo”, dice Casilda Sabín, de Plena Inclusión

Las mujeres “libres y diversas” no se callan

Las mujeres “libres y diversas” no se callan Amor Domínguez

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Las mujeres “libres y diversas” no se callan Marián Martínez

Educación y formación. Son palabras claves que Plena Inclusión repite de manera incesante cuando se plantea la lucha contra la violencia de género en las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo. La asociación, impulsora del galardonado proyecto “Lectura fácil”, se ha planteado un nuevo reto en Asturias: la creación de una unidad de apoyo a la víctima en colaboración con el Instituto Asturiano de la Mujer. La pandemia lo ha ralentizado, pero el trabajo sigue adelante.

¿Las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo sufren la violencia de género igual que las demás? Esa pregunta no tiene respuesta que se pueda sustentar en estadísticas o en estudios. No hay datos. Lo sabe bien Casilda Sabín, directora gerente de Plena Inclusión en Asturias. “Los casos que conocemos se producen en el marco del movimiento asociativo y se tratan con la máxima privacidad. Pero desconocemos los casos que se pueden producir al margen de esos que nos denuncian. Carecemos de información. De ahí la necesidad de esa unidad de apoyo a la víctima, ya que podríamos ofrecer asistencia jurídica y psicológica especializada y que las víctimas sean atendidas por profesionales capacitados específicamente para atender a estas mujeres”, explica.

Hay personas con discapacidad intelectual que viven en residencias, también las hay en el Centro Penitenciario de Asturias, pero “no conocemos su situación, como tampoco las agresiones que se producen en el ámbito familiar, porque se ocultan”, lamenta Sabín. Los grandes aliados son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que sí comunican las situaciones de las que tienen conocimiento, añade.

Plena Inclusión, integrada por 17 federaciones autonómicas además de Ceuta y Melilla y 900 asociaciones a lo largo y ancho de todo el país, tiene su propia campaña de información y de conmemoración del 25N y la lucha contra la violencia de género. Para ese mismo día ha convocado su particular manifestación, que será virtual y con el eslogan #VoyTapadaNoCallada. Algunas mujeres de la asociación ya han publicado los primeros mensajes, como “somos mujeres libres y diversas. Por eso quiero un mundo que nos entienda desde nuestra diferencia”.

Los avances han sido muchos en la última década. “Antes a las personas con discapacidad intelectual se las vestía con ropa usada, no se llevaba a las mujeres al ginecólogo, ni a depilarse, ni a teñirse y que estuvieran guapas. Y ahora ya no es así. Desde la asociación abordamos el empoderamiento de estas mujeres y es necesario dotarlas de una educación y una formación adecuadas para que puedan decidir por sí mismas”, asegura Sabín.

Las familias juegan un papel fundamental, pero también necesitan formación. La sociedad en su conjunto necesita formación, también los profesionales de los centros residenciales donde viven personas con discapacidad, afirma la directora de Plena Inclusión en Asturias. “Se trata de avanzar hacia la normalización”. Las familias sobreprotegen, especialmente a las mujeres, y “hay costumbres basadas en afectos confusos que provocan malos hábitos. Se les infantiliza, cuando son personas normales que deben aprender y evolucionar dentro de sus posibilidades”. Y la sociedad “carece de la educación adecuada, ya en los centros educativos, para respetarlos”.

“Es necesaria la educación desde edades tempranas para que sepan identificar las relaciones sanas de las que son tóxicas, y que ellas mismas sepan distinguirlas y denunciarlas

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La “lectura fácil” es una de las herramientas que la asociación utiliza para explicar al conjunto de sus asociados qué es la violencia machista e identificar aquellas situaciones en las que se produce. “Es necesaria la educación desde edades tempranas para que sepan identificar las relaciones sanas de las que son tóxicas, y que ellas mismas sepan distinguirlas y denunciarlas”, explica Casilda Sabín. En este punto, hace una matización: “También hay chicos y hombres con discapacidad que sufren violencia en todas sus formas, no solo las mujeres”.

Las nuevas tecnologías son el otro gran frente que Plena Inclusión aborda desde su estrategia educacional y de apoyo. Las personas con discapacidad intelectual utilizan teléfonos móviles sin la protección necesaria, lo que da lugar a situaciones que pueden ser de alto riesgo.

Es el caso de una joven para la que la asociación tuvo que solicitar la intervención de la Guardia Civil. “Mantenía contacto con personas a las que no conocía, todos extranjeros, y llegó a tener 160 cuentas abiertas a su nombre que esas personas utilizaban para cometer delitos”, relata Sabín, antes de alertar de que también “se dan situaciones como establecer citas y estas mujeres acuden a ellas, con el riesgo que eso conlleva”.

De ahí la importancia que adquiere la formación de las familias y de sus hijos para que tengan elementos con los que trabajar y formar: “Las personas con discapacidad intelectual o de desarrollo necesitan apoyo para orientarse y comprender lo que ocurre a su alrededor. No se trata de darles libertad, pero tampoco de sobreproteger ni de establecer guetos. Se trata de normalizar y de inclusión social”.

Plena Inclusión fomenta la participación de sus asociados en viajes y en la práctica de deportes. “Se van de vacaciones igual que el resto de la población, y el 100 por ciento de los hoteles en los que se alojan están encantados con su comportamiento. Son respetuosos, educados, amables… Y desde luego no andan con los esquíes por los pasillos, ni se emborrachan y se tiran desde los balcones a la piscina”, concluye Sabín.

Es la muestra palpable del avance hacia la plena inclusión.

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