La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La escritora presenta mañana a las 19:00 horas "La mujer sin nombre" en el Instagram de la librería Cervantes

Vanessa Montfort: “Habrá una segunda pandemia de literatura sobre la pandemia en la que no pienso colaborar”

“Mi nuevo libro reflexiona sobre pasiones humanas universales, como la forma en la que nos inventamos a la persona que queremos amar”

Vanessa Montfort, escritora

Érase una vez, una mujer sin nombre. Escribió algunas de las obras más importantes del siglo XX, pero las firmó su marido. No es un cuento. Es la historia real de María Lejárraga, una escritora sepultada por la firma de su esposo que Vanessa Monfort ha rescatado en su última novela, “La mujer sin nombre”. Tras triunfar con “Mujeres que comprar flores” y “El sueño de la crisálida”, la novelista y dramaturga aparca los relatos de mujeres actuales para escarbar en el pasado y dar voz a las figuras femeninas silenciadas por la historia. Mañana presenta su libro a partir de las 19.00 horas en un directo en el Instagram de la Librería Cervantes.  

-¿Por qué es importante reivindicar la figura de María Lejárraga?

Porque no se trata de una mujer silenciada más, ni de un “negro literario” más. Estamos hablando de la dramaturga española más prolífica y exitosa, cuyas obras llenaron teatros desde Broadway a Buenos Aires o el West End londinens, pero su nombre permanece oculto. Mi conclusión es que Lejárraga escribió la totalidad de la obra atribuida a su marido, Gregorio Martínez Sierra. María escribía y Gregorio dirigía y gestionaba el éxito.

-¿Cómo conoció su historia?

Ella fue quien vino a buscarme a través del teatro. Un día me llamó Ernesto Caballero como director del Centro Dramático Nacional para encargarme una obra sobre ella. En aquel momento, la posible “colaboradora” como dramaturga en la obra de su marido. Cuando empecé a sumergirme en su historia me encontré con un tesoro.

-¿Y surgió el libro?

Vi que me había dejado demasiado en el tintero. Más allá de la polémica de su autoría oculta, había muchas vertientes del personaje y de sus 100 años de vida que no cabían en hora y media y en la caja de un teatro. Es una heroína romántica tratando de sobreponerse al desamor o a triángulos amorosos. Es una mujer con una mentalidad demasiado avanzada que se adaptó como pudo a un siglo al que no pertenecía porque había nacido demasiado pronto.

"Las contradicciones y la vida de María son casi una advertencia. Te obliga a plantearte cuál es tu casilla en el tablero de tu vida, de tu sociedad, incluso quién eres o quieres ser como mujer o como ser humano"

decoration

-Nació en el siglo XX, ¿la mujer actual ha superado las barreras con las que se encontró la protagonista?

En parte sí, pero hay pasiones humanas que son universales. La vida de María estuvo marcada por la relación de su marido con la actriz más famosa del momento, Catalina Bárcena, para la que ella escribía los papeles en el teatro. Esa relación de codependencia intelectual y amorosa de María y Gregorio es uno de los grandes temas de la novela. Creo que María fue consciente a partir de un punto de que se había inventado al escritor que no era su marido, para poder amarlo. Hasta qué punto nos inventamos a la persona que queremos amar, es una pregunta que casi nunca nos atrevemos a hacernos y en la que los lectores se van a sentir muy reconocidos.

-¿Y qué aprenderán?

Las contradicciones y la vida de María son casi una advertencia. Te obliga a plantearte cuál es tu casilla en el tablero de tu vida, de tu sociedad, incluso quién eres o quieres ser como mujer o como ser humano.

-¿La vida y obra de Lejárraga fue su lectura durante el confinamiento?

Sí, estaba confinada con mi personaje. Leí buscándola entrelíneas “Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración”, “Una mujer por caminos de España” o la recopilación de teatro “Fiesta en el Olimpo”.

-¿Escribirá una novela ambientada en la pandemia?

Ni por lo más remoto. Creo que habrá una segunda pandemia tras la coronavírica y será la pandemia de literatura de la pandemia. Y en ésa no pienso colaborar. Ni como escritora ni como lectora. Quizás, si vivo mucho, muchísimo, dentro de 50 años… y seguro que encuentro temas más atractivos.

-Sus dos últimas novelas estaban pegadas a la actualidad, ¿por qué este cambio?

No me gusta encasillarme. Mi único criterio es querer contar una buena historia y que ésta sea profundamente humana.

-Es muy conocida por “Mujeres que compran flores”, ¿cree que su nueva novela la desbancará?

"Por la velocidad con la que los lectores la están leyendo y sus comentarios, creo que el nombre de esta mujer sin nombre ya corre de boca en boca"

decoration

Es una novela que se ha convertido en un extraño caso de long-seller en distintos países y que me ha permitido tener una relación muy íntima con mis lectores. Creo que cada novela tiene su genoma. Lo que si puedo decir es que la protagonista de la nueva novela crea adicción y llega muy dentro. Por la velocidad con la que los lectores la están leyendo y sus comentarios, creo que el nombre de esta mujer sin nombre ya corre de boca en boca.

-Está próximo el 25N, ¿qué consigna gritaría usted?

No sé si lo gritaría, pero sí declamaría alto y claro este fragmento que me invitaron a leer para clausurar los actos del Día Internacional de la Mujer en el Congreso de los Diputados: “Las mujeres callan. Callan, por costumbre de sumisión; callan por miedo a la violencia de un hombre, callan, en una palabra, porque a fuerza de siglos de esclavitud, han llegado a tener alma de esclavas”. Palabras de María iluminadas por el faro de la Historia.

Compartir el artículo

stats