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Fernando García de Cortázar | Historiador, presenta el jueves en el Club Prensa Asturiana Digital “Y cuando digo España”

“La historia debe iluminar el pasado para mejorar el presente”

“A los intelectuales españoles del 98, fuese cual fuese su proyecto político, les avergonzaría el silencio de los actuales”

Fernando García de Cortázar.

El historiador y escritor Fernando García de Cortázar, (Bilbao, 1942), presenta el jueves en el Club Prensa Asturiana Digital su nuevo libro, “Y cuando digo España. Todo lo que hay que saber”. El escritor y sacerdote jesuita, catedrático de Historia de la Universidad de Deusto, asegura que la situación actual de España es mucho más dramática que la provocada por el Desastre del 98.

Cómo seguir la presentación del libro en el Club Prensa Asturiana Digital

  • Para inscribirse: https://my.demio.com/ref/ZWKU8b5ojYUezEOL
  • Fecha y hora: Jueves 10 de Diciembre de 2020, 18:30
  • Intervienen: Fernando García de Cortázar y José Domingo.
  • Presenta: José Domingo, presidente de Impulso Ciudadano

–¿Es posible saber todo de la Historia de España?

–¿Saberlo todo? No. La historia de España es demasiado rica, tiene demasiados caminos. Haría falta más de una vida para recorrerlos todos. Con este libro, he querido reivindicar el legado luminoso de España: los pasajes más memorables de su pasado, los grandes personajes que cambiaron su historia para mejor, los mitos que han tratado de degradarla, los tesoros naturales y artísticos, las creaciones más altas de su espíritu. He querido devolver a mis compatriotas el placer de conocer su país desde los puntos de vista más diversos, buscando la emoción de las cosas.

–Dice en el libro que la situación actual de España es mucho más dramática que en los tiempos del Desastre del 98, ¿por qué?

–Porque nunca, en esos años de cambio de siglo, se negó, se impugnó España, sino que, por el contrario, los intelectuales se interrogaron sobre su pasado y su viabilidad con una conmovedora inquietud. Lo que caracterizaba a aquellos pensadores y escritores era su patriotismo abierto, su irrenunciable amor a España, su independencia de criterio, su coraje cívico, su valentía intelectual y su absoluta falta de frivolidad. A todos ellos, fueran cuales fueran sus proyectos políticos personales, les avergonzaría el silencio de los intelectuales de hoy respecto de su patria y les alarmaría la ligereza con que se ha arruinado la fuerza de nuestra cultura.

–“Es español el que no puede ser otra cosa”, decía Cánovas. ¿Cómo se puede o debe ser español en estos momentos?

–Muy fácil, con naturalidad, con orgullo también. No se trata de desenterrar la momia del Cid, pero sí de dejar de contemplarnos en el espejo de la historia con los anteojos de la leyenda negra. Un país que ha dado a Cervantes y a Lope de Vega, a Velázquez y a Goya, a Francisco de Vitoria y a Miguel de Unamuno, a Tomás Luis de Victoria y a Manuel de Falla, a santa Teresa de Jesús o a san Juan de la Cruz, es un país que puede y debe sentirse orgulloso de su pasado. Es urgente fomentar en España un patriotismo basado en nuestras raíces culturales, en un patrimonio del que debemos sentirnos orgullosos.

–¿Qué ocurre cuando un país o parte de él quiere ocultar tramos de su historia, o directamente reescribirlos?

–Nada bueno. La historia debe cumplir una misión esencial: iluminar el pasado, con el objetivo de mejorar el presente. Es evidente que la historia que nos están contando, manipulada desde el poder, no sirve para mejorar nuestra vida sino para dividirnos y enfrentarnos. Torpemente durante 40 años hemos abandonado el sentimiento de patria, como si fuera una creación del franquismo. El patriotismo es un parentesco que debe basarse en un pasado común.

–¿El idioma español corre peligro en su propia casa?

–No creo que el español corra peligro, pero sí es una paradoja que nuestro idioma, que gana hablantes vertiginosamente en todo el mundo, los pierda en el territorio peninsular. Veo con gran preocupación cómo disposiciones del Gobierno parecen avalar el proyecto separatista de demolición del Estado democrático y de la Constitución que lo sostiene. El idioma no está en peligro: los españoles y España sí.

–¿Y las raíces cristianas, como patrimonio cultural y espiritual?

–No es casual que en la Europa en que prendió el mensaje de Jesús se desarrollaran aquellos valores que en el humanismo renacentista y en la Ilustración pusieron el fundamento de la modernidad. Esta realidad histórica, sin embargo, no debe justificar pretensión nacional-católica alguna, ni ensoñaciones antidemocráticas contrarias al mensaje evangélico.

–¿Qué representa Asturias dentro de la identidad española?

–Asturias tiene un papel fundamental en la historia de España. Pensemos en Oviedo, por ejemplo, y en esos monumentos imperecederos. Y, claro, cómo no mencionar a Jovellanos. Nadie resume mejor que él los proyectos ilustrados del siglo XVIII español.

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