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“Fidelio” llega al rescate

La representación de la única ópera de Beethoven convence al público sobre todo por la solvencia vocal de todo el reparto

Martin Winkler y Christiane Libor, en un momento de la representación de “Fidelio”. | Ópera de Oviedo

“Fidelio” cuenta la historia de un rescate: Leonora libera a su marido Florestan, que está encarcelado. Y ayer, esta obra “de rescate” acudió también a sacar a la temporada de ópera de Oviedo de la “prisión” en la que las medidas sanitarias contra la pandemia la mantenían encerrada. Se estrenó “Fidelio” –la única ópera escrita por Beethoven, del que se celebra su 250.º aniversario– y resultó un éxito, especialmente por la brillantez vocal con la que todo el reparto sacó adelante la función.

Joan Anton Rechi, asiduo a la temporada lírica, firma esta nueva producción de “Fidelio” de la Ópera de Oviedo. La puesta en escena fue muy sobria y oscura, con mucho tono gris y una estética muy industrial en la que la iluminación adquirió especial protagonismo. No obstante, las transiciones entre las escenas deberían haber sido más silenciosas, pues se dejaba notar el movimiento del decorado.

La soprano alemana Christiane Libor se entregó sin reservas, más a nivel vocal que dramático, a la interpretación de Leonora/Fidelio. Libor tiene una voz muy poderosa pero, al tiempo, sabe regularla muy bien, con lo que logra momentos muy delicados. Su fraseo es muy bueno. Su actuación ayer en el Campoamor, en su debut en Oviedo, demostró la experiencia que ha desarrollado con este personaje en los últimos años. En el aria “Abscheulicher!” se hicieron evidentes todas sus cualidades.

El público ovetense tenía ganas de escuchar de nuevo al barítono Stuart Skelton, muy querido en el Campoamor, en un papel como el de Florestan, que conoce bien desde que lo interpretó por primera vez en el teatro de la Scala de Milán en 2018. Su voz es muy potente, destaca por encima de la orquesta, y tiene mucho cuerpo y un registro uniforme. Fue uno de los más aplaudidos. Andrea Mastroni, también conocido por los aficionados ovetenses, dio vida a Rocco, el carcelero. El bajo-barítono Martin Winkler, como don Pizarro, completó el cuarteto protagonista. Brilló en la parte interpretativa como un villano en toda regla. Se le notó más cómodo en el registro más agudo.

También Francisco Crespo, Vanessa Goikoetxea y Moisés Marín integraban un reparto artístico de calidad. Los dos últimos, fundamentales en el cuarteto del canon, en el primer acto. Vanessa Goikoetxea brilló especialmente y gustó mucho a todos los asistentes, siempre con mascarilla. Posee una voz muy uniforme, muy directa, lo que le valió muchos aplausos.

El director Marc Piollet, al frente de la orquesta Oviedo Filarmonía, logró reforzar el sentido de la trama. Al ser una obra de Beethoven, requiere una orquestación importante. Desde la obertura, director y orquesta le dieron un tono dramático que funcionó bien. Logran un sonido muy potente y homogéneo en su conjunto, pero también supieron hacer una lectura bastante fresca de la partitura, que no se hizo nada pesada. Mención especial merece el coro de prisioneros que interpretó el Coro de la Ópera de Oviedo.

Antes de que comenzara la representación, se escuchó la voz de Celestino Varela, director de Ópera de Oviedo, quien quiso tener un recuerdo para las víctimas del covid y también para los profesionales sanitarios que cuidan de nuestra salud. Del mismo modo agradeció a las instituciones –al Ayuntamiento de Oviedo y el Gobierno del Principado– el respaldo a una cultura segura. También agradeció al público su presencia, ahora más importante que nunca, para seguir manteniendo la tradición operística en el Campoamor.

Las medidas para frenar la segunda ola de contagios obligaron a posponer para el día de ayer el estreno de “Fidelio”, que estaba previsto para el pasado día 7. Ayer, al fin, hubo función, que comenzó una hora antes de lo habitual, a las 19 horas. Las representaciones de esta ópera de Beethoven se combinarán en los próximos días con las de “Madama Butterfly”, de Puccini, cuyo estreno estaba previsto para el pasado 9 de noviembre. Todo un reto para la Ópera de Oviedo.

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