Con Luis Fernando Pérez (Madrid, 1977) y la “Suite Iberia” se abren las Jornadas de Piano en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, patrocinadas por LA NUEVA ESPAÑA. El concierto tuvo que ser aplazado a causa de la emergencia sanitaria, igual que los que se habían programado antes, y por fin el martes, a las 20.00 horas, podrá interpretar ante el público asturiano una obra con la que ha ganado la Medalla Albéniz. Las localidades para el recital adquiridas semanas atrás son válidas y todavía hay entradas disponibles, a 6 y 8 euros, en entradas.oviedo.es.

–Usted que tan bien conoce la “Suite Iberia”, ¿cómo se la presentaría al público ovetense?

–Es una obra cumbre del piano, magnífica en todos los sentido y nos abre una ventana hacia su autor: un personaje muy rico en todos los sentidos, como músico y como intelectual, niño prodigio, gran virtuoso del piano... Es una obra dificilísima, no solo a nivel técnico sino a un nivel más profundo, de vida. Hace una síntesis genial de lo que es España, de sus aromas, de la melancolía y la alegría, de nuestra identidad. Es una obra de tendencia impresionista, de un exquisito impresionismo francés, además de nacionalista. Además, Albéniz fue un revolucionario en la técnica para piano, un abanderado del dodecaísmo, de la bitonalidad, mezclaba tonos imposibles y sonaban como música moderna.

–Conoce tan bien la obra como al autor. ¿Es necesario para dar profundidad a la interpretación?

–En “Iberia” está la esencia de lo español. Se puede estudiar, pero sucede como con el flamenco, que hay que llevarlo en la sangre, entenderlo y que te guste. Y Albéniz... Albéniz es todo luz, luz por todos los lados, un gran vividor, viajero, aventurero, con una sensibilidad impresionante, un personaje tremendamente entretenido en todos los sentidos, un gordito bonachón. Su bisnieto Alfonso Alfamora ha publicado un libro delicioso, “Suite Albéniz”, con pequeñas impresiones del compositor.

–¿Ha recibido el reconocimiento que se merece?

–Es conocido fundamentalmente por “Iberia”. Creo que no hay un solo pianista que no conozca la “Iberia” de Albéniz. El carácter nacionalista quizá sea más un problema para los españoles, por un complejo nuestro, que un problema en el exterior. Pocos países tienen un folclore tan diverso como España, es apreciadísimo y a la gente le vuelve loco.

–¿No llegará a cansarse de la “Suite Iberia”?

–¡Nunca! En cada nueva lectura para un concierto descubro algo. Es una obra muy rica, inabarcable en una vida; es como un inmenso mar, siempre hay más agua. Y lo mas importante es el reto de compartirlo con el público.

–Ha tocado muchas veces para el público asturiano.

–Y nadie me podrá convencer de que los asturianos no son la gente más cálida y simpática del mundo, pese a ser del norte. He participado muchas veces en conciertos con la Orquesta Sinfónica, y hice una gira por Asturias con Adolfo Gutiérrez Arenas, el chelistas. Asturias es uno de mis fetiches personales, para comer, para disfrutar, los paisajes. Es verdaderamente el paraíso.

–La epidemia de coronavirus también ha dejado tocado el circuito musical. ¿Confía en remontar en 2021?

–Esto está siendo un horror para todo el mundo. Yo me siento un gran afortunado. Un 50 por ciento de los conciertos se han anulado, pero sigo tocando. La situación es muy compleja, aunque ahora hay esperanza. Creo que incluso va a haber una renovación general: de concepto, en el público. Esto va a servir de detonante.

–¿Renovación en qué sentido?

–Un cambio de paradigma general, a nivel social, educacional y filosófico. El mundo de la música se va a tener que adaptar a lo tecnológico y buscar la formula más adecuada para que sobreviva el directo. El directo es insustituible, es una experiencia única.

–¿Ve gente joven entre el público en sus conciertos?

–Sí, y cada día más. La música clásica se está democratizando y percibo un renacer musical en cierta generación.

–¿Cómo se ha arreglado estos meses con sus clases en el Centro Superior Katarina Gurska de Madrid?

–Con mucha clase online. Es como disfrutar de la música enlatada, no es igual pero se puede mantener un gran estándar de calidad.

–Con su concierto, Oviedo reanuda la programación musical municipal, será emocionante.

–Desde luego. El público está ávido. Estamos necesitados de cultura, ahora más que nunca. Sin cultura esto va a acabar en locura.