El objetivo final está lejos y es ambicioso, pero no es descabellado y se han comenzado a dar los primeros pasos para lograr que la Unesco declare el hórreo como Patrimonio de la Humanidad. El trabajo comenzó con el I Encuentro ibérico de hórreos, paneras y espigueiros, celebrado de manera virtual y promovido por el asturiano Fernando Mora, de la Asociación Asturiana de Amigos del Hórreo. En este reciente encuentro se dieron cita una quincena de arquitectos, ingenieros, historiadores y etnógrafos del norte de España y Portugal.
“Fue una primera toma de contacto para empezar a trabajar juntos”, explica Mora. El resultado fue mucho más allá de lo esperado. En la reunión participaron las responsables de los planes nacionales de arquitectura tradicional y patrimonio inmaterial, “que nos explicaron los pasos y la documentación que debemos presentar para que los graneros elevados sean incluidos en estos planes”, dice Mora.
Durante el encuentro, este arqueólogo asturiano dejó caer que tanto el hórreo como el resto de construcciones similares podrían aspirar a la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. Mora reconoce que lo planteó “convencido”, pero también “un poco a la ligera, a ver qué pasaba, y a todo el mundo le pareció que no era descabellado. Incluso las responsables de los planes nacionales de patrimonio nos dijeron que no lo veían mal”.
Aun así, los expertos irán paso a paso. Después de este encuentro ya han iniciado los contactos para que los graneros elevados pasen a formar parte de los dos planes nacionales, donde, según Mora, “deberían estar hace tiempo”. Este será el primer paso que supondrá un mayor grado de consideración para estas construcciones. Es muy importante, subraya Mora, el trabajo conjunto para “la revalorización” de los hórreos. En ese trabajo participan expertos de Galicia, Asturias, Cantabria, León, País Vasco y Portugal. La presencia del país luso es destacable “porque las construcciones en altura no son un fenómeno exclusivo de España, sino que se dan en otros países como Suiza, Croacia, Rumanía, Indonesia, Japón o Madagascar”. “Son construcciones que responden a un problema real, como es la humedad, que se da en muchos lugares del mundo”, explica Mora.
El grupo de expertos prepara ya la documentación para que los graneros elevados entren en esos planes nacionales de arquitectura tradicional y de patrimonio inmaterial “porque el hórreo no es solo una edificación con sus técnicas constructivas artesanales, sino que tiene una forma de utilización y responde a un estilo de vida”, apunta el experto.
El Principado ya se ha involucrado de manera activa en este reconocimiento y colabora con la Asociación Asturiana de Amigos del Hórreo en la elaboración de un protocolo que permita que se puedan recuperar piezas de especial interés de hórreos que se hayan caído o que estén a punto de hacerlo. La consejera de Cultura, Berta Piñán, ha anunciado una partida de 150.000 en el proyecto de presupuestos regionales de 2021 para actuaciones relacionadas con hórreos y paneras. En su departamento trabajan en la habilitación de un almacén para guardar esas piezas. “Es algo importantísimo”, afirma Mora, “porque nos encontramos con piezas del siglo XVI tiradas a la intemperie y bajo la lluvia”. La asociación y la Consejería trabajan de manera conjunta en defensa de hórreos y paneras y buscan las mejores fórmulas para conservar ese patrimonio que podría, con el tiempo, llegar a ser declarado patrimonio de la humanidad. Por el momento los expertos ya se han puesto a trabajar con un objetivo a la vista.
