Oviedo ha sido el lugar elegido por la mezzosoprano estadounidense Joyce DiDonato para iniciar su nueva gira por España. La cantante estará el próximo 8 de enero en el ciclo de Conciertos del Auditorio, que cuenta con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA. En su concierto estará acompañada por el pianista Craig Terry.

Después del éxito que tuvo en la capital asturiana con su “War & Peace” en 2017, junto al conjunto “Il Pomo d’Oro”, ahora propone un recital en el que hace un recorrido “sin fronteras” por diversas obras de su discografía, desde arias barrocas hasta canción francesa y jazz.

Ganadora de tres premios “Grammy” y nueve nominaciones, asegura a este diario que todo se debe a un “apetito musical insaciable”. Aunque puede resultar complejo llevar a cabo un programa que incluye fragmentos de Händel, Mahler, Berlioz, Parisotti y Edith Piaf, DiDonato lo plantea como “un largo viaje” en el que “crear ambientes y colores muy distintos con una misma voz”.

“Una cualidad que he aprendido de mis años de experiencia en el ámbito barroco, trabajando con directores extraordinarios como William Christie y Alan Curtis, que se esforzaron en inculcarme la importancia de expresar un torbellino de emociones en cada aria, incluso en cada frase”, afirma.

Se considera deudora de Ella Fitzgerald por “la combinación de colores vocales, diferentes estilos y por su versatilidad”, que le otorgan la capacidad de expresar en el canto “las pasiones del alma”: la inocencia, la esperanza, pero también las ansias de venganza y la ira.

Algo valioso

Volver a los escenarios y sentir al público es para DiDonato su mayor deseo para 2021. “Sé que estamos haciendo algo verdaderamente valioso por la sociedad cuando en medio de una pandemia podemos abrir los teatros y las salas de conciertos con seguridad”. Considera un éxito los empeños de Oviedo y del teatro Real por mantener sus programaciones sin ser un foco de contagio. “Quiero subrayar todo el esfuerzo que hay detrás para que esa vuelta sea segura. Sé que en el caso particular de Oviedo hay un trabajo enorme para que volvamos a hacer música. Me siento una privilegiada por poder actuar ante una audiencia en vivo”.

El año que ahora acaba ha sido difícil también para la artista estadounidense. “No he entendido nada en los últimos diez meses, y no creo que como sociedad lleguemos a ser conscientes de todo lo que ha supuesto este año hasta dentro de quizá diez o quince años”, asegura. Desde su punto de vista, “ha sido una advertencia del planeta sobre todo el daño que estamos haciendo y cuáles serán las consecuencias si no se produce un cambio”. Se siente decepcionada sobre la gestión que los gobiernos han hecho de la pandemia, “no se habla suficiente de la multitud de personas fallecidas, y lo que es peor, no hay una toma de conciencia sobre la magnitud de la tragedia”, y señala directamente a España y Estados Unidos, dos países que ella conoce bien tanto en el ámbito personal como laboral. “Todo esto me duele, más aún si miramos lo que sucede en el mundo del arte”. El programa elegido para esta gira parte de este principio “de ansiedad, aunque también la alegría tiene cabida, por supuesto”.

Streaming sí, pero...

Durante los meses de pandemia DiDonato ha colaboró en conciertos que se han podido ver por streaming en todo el mundo. Mantiene con el formato “una relación de amor-odio”, ya que por un lado lo considera una experiencia muy positiva, pero también complicada. “No hay nada comparable a la música en vivo, en streaming tienes que supeditarte a la calidad del micro o de la emisión”, algo que en su opinión limita a los músicos. Además, añade que un concierto visto “en casa, aislado y en soledad” deja mucho que desear como experiencia para el público, “no se produce esa experiencia de conexión, no te mueve emocionalmente igual”.

Mejor sin Trump

Sospecha asimismo que “un sector importante de la audiencia no es consciente del esfuerzo que implican estas emisiones, que la mayor parte de las veces los artistas las llevan a cabo de forma altruista, solo por generosidad. Tampoco hay ninguna garantía de que las personas que trabajan en los organismos públicos se den cuenta de que nuestro trabajo es importante y eso puede ser peligroso”. Las actuaciones en medios digitales han servido para “navegar en esta situación tan extraña que hemos vivido, para mantener ese contacto con el público y para darnos cuenta de que no podemos vivir sin arte y sin música”.

DiDonato está satisfecha con el cambio de gobierno en Estados Unidos. “Hemos visto situaciones espeluznantes bajo la Administración Trump, donde todo el mundo sospechaba de todo el mundo, y no veo descabellado incluso hablar de una situación en la que se instiga a la guerra civil y el genocidio. Joe Biden puede generar ese acercamiento tan necesario”, pero “es un gran error pensar que los políticos van a hacer algo que cambie nuestras vidas en vez de tomar nosotros la iniciativa, pero no va a ser el resultado del trabajo de Biden y Harris, será el resultado de la gente de Estados Unidos”, recalca.

DiDonato también desarrolla varios programas en los que la música tiene un papel protagonista en la educación infantil y juvenil. En Europa, “El Sistema Griego”, que comenzó en 2016, lleva educación musical a los campos de refugiados: “El objetivo es llenar ese vacío donde no hay derechos fundamentales. Buscamos una integración entre los niños refugiados y los que forman parte de la población local, con lo que también integramos a las familias que los traen y que asisten a los conciertos”. Supone una oportunidad para “que se expresen, y que se olviden por un tiempo de los traumas vividos”.

Para ella “es la música la que sirve para unir a las distintas nacionalidades, religiones, culturas incluso en los peores momentos”.