“Ha sido un año malo en lo vital, en lo social, en lo sanitario y en lo colectivo, pero en el Museo ha sido un año de trabajo muy fructífero”. Así resume Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias este 2020 que se acaba y que pasará a la historia como el año de la pandemia del coronavirus.

Durante tres meses y tres semanas el Bellas Artes ha tenido que cerrar sus puertas debido a las restricciones sanitarias así que Palacio reconoce que “este año el número de visitantes no nos preocupa”. Aunque no sean especialmente relevantes, los datos están ahí. En 2020 el Museo de Bellas Artes de Asturias tuvo 52.000 visitantes frente a los 111.841 del año anterior. Esto supone que el número de personas que visitaron el museo este año es el 46,5 por ciento, menos de la mitad, de las que lo hicieron el año pasado. “Otros museos bajaron mucho más, el Museo de Bellas Artes de Bilbao tuvo un 38 por ciento de visitantes y el resto de museos de nuestro rango están más o menos en esas cifras, alrededor del 35 por ciento de visitantes respecto al año anterior, nosotros estamos por encima de la media nacional”, resumió Palacio que insistió en que en esta ocasión las cifras no son lo importante.

Lo que sí es importante para el director del Bellas Artes es que los cierres les han permitido sacar adelante proyectos en los que trabajaban desde hace años y a los que ahora les han podido dar el empujón definitivo. Destaca en este aspecto la guía del museo.

“Era una publicación muy deseada y por la que nos preguntaban muchos visitante”, explica Palacio. La publicaron hace una semana “y ha sido un bonito cierre de año”. Si hubiesen abierto esos tres meses y tres semanas que el Museo estuvo cerrado, la guía no estaría concluida. El volumen es fruto de dos años de trabajo y ofrece un recorrido por 126 obras maestras de su colección, elegidas entre las 15.000 que guarda en sus fondos, y un viaje por la historia del arte, desde el siglo XIV hasta la actualidad. En su elaboración han participado 22 especialistas.

Destaca Palacio este año las exposiciones “El diablo, tal vez” o “Destacados” de la colección telefónica, así como la que permitió revisar la obra de Orlando Pelayo. El regalo de fin de año fue la adquisición por parte del Museo de obra de una decena de artistas contemporáneos asturianos o vinculados a la región. Un año que también ha servido para darse cuenta, cuando el museo podía abrir sus puertas, “de que la gente está necesitada de vida cultural”.