El 2020 pasará a la historia como un año de gran convulsión dentro de la industria cinematográfica. La pandemia ha acelerado muchos de los cambios que ya venían atisbándose en el horizonte y el cierre de los cines durante unos meses, que se hicieron eternos, no hizo más que avivar las estrategias de las “majors” para no sucumbir a la debacle.

El primer síntoma de transformación llegó a finales de verano con el estreno de “Mulan” directamente en Disney+. Se trata de una película concebida para ser vista en pantalla grande y cuya deserción de las salas hizo saltar todas las alarmas dentro del sector de la exhibición, que comprobó con inquietud cómo iban retrasándose sin fecha de estreno los blockbusters más esperados. Los circuitos de exhibición más importantes de Estados Unidos clamaron contra la situación y alertaron que esa no era la solución a los problemas del sector, pero Disney, de momento, ha hecho oídos sordos a las quejas.

La partida del “sálvese quien pueda” comenzó de forma desesperada. Cada uno de los activos implicados empezó a mover sus fichas para no quedar rezagado en este nuevo y caótico mapa cuyo trazado está todavía rediseñando sus fronteras. Disney siguió atizando el fuego con la decisión de dar prioridad a su plataforma y no solo limitó el visionado en streaming de su gran apuesta para las Navidades, la producción de Pixar “Soul”, sino que presentó un ambicioso plan para convertirse en el líder de entretenimiento casero con una apuesta de producción mastodóntica.

Warner también viró de rumbo y anunció que todas las películas previstas para 2021, al menos en Estados Unidos, se estrenarían simultáneamente en cines y en la plataforma HBO Max, donde estarán disponibles durante 30 días para sus suscriptores. Pero no todo parece tan claro para las majors dispuestas a enarbolar la bandera de las plataformas del vídeo bajo demanda. Al poco de estrenarse “Wonder Woman 1984”, la bonanza industrial de los estrenos gratuitos en streaming quedó en entredicho debido a la cantidad ingente de descargas no autorizadas que tuvo la película en Torrent. Nadie, de momento, ha dicho nada sobre el tema de la piratería.

“Los estudios americanos son los que marcan la tendencia y han roto el sistema de ventanas”, cuenta Álvaro Longoria, responsable de Morena Films, productora, entre otras, de la exitosa “Campeones”. “Cada uno se está posicionando, pero está claro que no se va a volver a la situación anterior, ya no tiene sentido, las reglas han cambiado y resulta inútil seguir aferrándose a ellas”, explica con respecto al anterior modelo de explotación, en el que se estipulaba un tiempo determinado entre el estreno oficial en cines y su paso a las plataformas.

Una de sus producciones, “Historias lamentables”, de Javier Fesser, descartó su estreno en cines tras ser comprada por Amazon para pasar a su catálogo de Prime Video, algo que repetirá con “Bajocero”, la ópera prima de Lluís Quílez, protagonizada por Javier Gutiérrez, que podrá verse en Netflix a partir del próximo día 29. “Estamos viviendo una revolución que lo va a cambiar todo, poco a poco las piezas irán encajando en su sitio, pero lo importante es no limitar la vida de las películas, que haya un modelo flexible en el que cada una encuentre su espacio”, certifica Longoria.

Generalmente, solo se habla de la incidencia directa que tendrán los efectos de la crisis y la pujanza del streaming en las salas de exhibición con un modelo de cine concreto, cuando no todas viven de proyectar películas de Marvel, DC, James Bond, Misión: Imposible, Star wars y otros blockbuster incluso de autor, como la película que ya tiene lista Steven Spielberg, “West Side Story”, o la que empieza a rodar Martin Scorsese con Leonardo DiCaprio y Robert De Niro, “Killers of the Flower Moon”.

Muchas salas apuestan por otro tipo de filmes (independientes, europeos, asiáticos), aunque la repercusión de las grandes producciones en las películas más pequeñas es evidente. Para José Tito, uno de los socios de La Aventura, la compañía que distribuyó la multipremiada “Parásitos”, “las películas independientes tienen una recaudación significativa. Hay unas salas en las que la mezcla de filmes independientes y de las ‘majors’ les hace atraer un público amplio y tener taquillas bastante saneadas, ya que va un público adulto y cinéfilo que, por ejemplo, quiere ver las producciones estadounidenses de los ‘Oscar’ ”.

Para Tito, la nueva realidad de las ventanas de exhibición es preocupante, ya que “el hecho de que las ‘majors’ vayan a compartir los estrenos en cine con las ventanas de streaming hará que este tipo de salas se resientan económicamente, y eso para distribuidores como nosotros es muy malo. Las salas orientadas solamente hacia nuestro tipo de producto no tienen fortaleza suficiente para justificar por ellas solas el cine popular europeo, que es el plato fuerte de las distribuidoras independientes”.

La sana convivencia en una multisala de un filme de Marvel, “Parásitos”, una producción francesa y, pongamos por caso, la última película griega premiada en un festival también está en crisis.