Alberto Martínez Berciano, que ha quedado para la música asturiana y española como Berto Turulla, murió electrocutado en un escenario de Salas en la madrugada del 4 de abril de 1983. Laboraba en los preparativos de un concierto de “Cuélebre”, el grupo con el que triunfaba con su “Tecno-Pericote”, un ejemplo de la variedad de registros de un teclista e inquieto creador. Tenía 26 años. Aquella muerte fue un aldabonazo por las precarias condiciones que sufrían, expuestos a la intemperie, miles de músicos en todo el país.

La muerte de Berto Turulla, al que llamaban así por su grupo “La Turulla” –practicantes de un de rock progresivo con raíces–, conmovió a todos. Su hermano, Roberto Martínez Berciano, recordó ayer que veinte días después de aquel trágico accidente, el estadio gijonés de El Molinón se abrió para uno de los primeros grandes conciertos de la época. En los homenajes de aquellos días participaron hasta 800 músicos. Allí estaban Víctor Manuel y Miguel Ríos.

Berto Turulla, en la portada del disco-libro.

Berto Turulla, que fue el primer rockero al que se dedicó una calle en Gijón (en La Calzada, en el barrio natal del músico), fue un símbolo en aquellos años de la Transición: los artistas reivindicaban también unas condiciones laborales mínimas. Y también mucho más, como demuestra el libro-disco “Berto Turulla. Una mirada moderna a la música popular de Asturias”, que se presentó ayer en el gijonés Centro Antiguo Instituto.

Es una publicación modélica que acaba de editar Taller de Músicos, tal y como recogió el pasado miércoles LA NUEVA ESPAÑA. Y es la segunda entrega de la colección que lleva el nombre de otro carismático músico desaparecido, René de Coupaud. El musicólogo Eduardo G. Salueña ha estudiado a fondo la versatilidad y la amplitud de intereses de Berto Turulla: “Queremos que su obra no quede para el olvido; murió joven, pero en solo siete años (de 1976 a 1983) fue un pionero en los cambios que hubo entonces en la música asturiana”.

Y así es. Participó de lo que se llamó “Nuevu canciu astur”, del rock progresivo con raíces, del tecno-pop... “Fue un músico profesional plural y su muerte supuso una mayor toma de conciencia por parte del colectivo al que pertenecía”, añadió Salueña. En la presentación del libro-disco participaron músicos como Julio Ramos, Carlos Rubiera, Óscar Robledo, Armando Terente o Gonzalo Pañeda. “Fue un renovador de la música asturiana, pero también destacó por su calidad humana y por su carácter solidario; un músico muy querido”, dijo por su parte el concejal de Cultura de Gijón, Alberto Ferrao.

El libro-disco, del que se han editado mil ejemplares, incluye material grabado con participación de Berto Turulla (desde su colaboración con Carlos Rubiera en “Aquella palombina” o “Les campanes nel alba”, a sus obras con “La Turulla” o “Latin Show”) y un muy interesante documental sobre el artista desaparecido que firma su hermano, Roberto Martínez Berciano. Además, un audiovisual de homenaje con música de “Senogul”, junto con otros contenidos.

Berciano elogió la investigación de Salueña y relató los entresijos de la propuesta que concluyó con aquel histórico concierto de 1983, en El Molinón. En uno de los graderíos, una gran pancarta decía: “Asturias, con Berto Turulla”.