Una forma de reencontrarse a uno mismo, un reto que merece la pena, un itinerario que sintetiza un proyecto político crucial para la historia europea. El Camino de Santiago es todo eso y mucho más: un itinerario cultural imprescindible, un motor económico y un bastión contra la despoblación, una experiencia que devuelve a los peregrinos a una escala más humana. Vertientes que todas ellas que se analizan en el ciclo de encuentros “Oviedo, origen del Camino”, que organiza LA NUEVA ESPAÑA, con el patrocinio de AC Hotel Oviedo Forum, y que comenzó este jueves con un debate en el que participaron el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli; María Álvarez, profesora de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo; Rubén Camilo Lois, catedrático de Análisis Territorial Regional de la Universidad de Santiago de Compostela; y el exciclista profesional Miguel Induráin. Todos ellos muy vinculados al Camino por su labor profesional y, en una feliz coincidencia, todos ellos oriundos de localidades incluidas en la ruta jacobea.

Alfredo Canteli destacó, al inicio del debate, su voluntad de impulsar que “se salden ciertas deudas y que Oviedo ocupe por fin el lugar que le corresponde en la historia jacobea”. Para ello, confió en el trabajo que se está liderando desde el Ayuntamiento de Oviedo, en colaboración franca con la Consejería de Cultura, y confió en que se produzca una recuperación rápida: “Quiero que Oviedo vuelva a llenarse de gente, que cuando la pandemia haya desaparecido nuestras calles se llenen de peregrinos”.

María Álvarez, por su parte, reivindicó el papel de protagonista de Alfonso II en la creación del Camino de Santiago y su visión al impulsar un proyecto político que situó al reino de Asturias en primera línea política de la Europa de su tiempo. “Puede decirse que toda la historia de Europa está escrita en el Camino: es una ruta religiosa, pero también un eje político capaz de conectar los centros neurálgicos de toda Europa, a partir ya del siglo XI”, explicó.

Rubén Camilo Lois ofreció una visión del Camino en la actualidad, y destacó el impacto de la vía santa sobre todas las poblaciones que atraviesa. Algo perceptible en grandes ciudades como Oviedo o Santiago, donde se contabilizan cada año más de 300.000 peregrinos que recogen la Compostela, pero acaso más importante en los pequeños núcleos rurales, donde el Camino se revela como un elemento mitigador de la despoblación. “Desde el punto de vista geográfico, al analizar las áreas rurales en declive demográfico observamos que, precisamente, en la línea por la que se desplaza el Camino se contiene la sangría”, explicó.

Por último, Miguel Induráin ofreció una visión en primera persona de alguien que ha completado el Camino en dos ocasiones y que lleva toda la vida viendo pasar a los peregrinos por delante de la puerta de su casa de Villaba, en Navarra. “Para hacer el Camino tienes que ir con la mentalidad de que vas a sufrir, de que te pueden tocar días duros; hay que ir preparado física y mentalmente, pero sabiendo también que merece la pena”, aseguró.