Un primer vistazo a su exposición en el Museo Barjola, en Gijón, deja satisfecha a Marga Sancho. “Se refleja esa desolación de aquel momento, de cómo viví el confinamiento. No con amargura ni miedo, sino con esa sensación de qué será lo que va a pasar”. La pintora ovetense disfrutó ayer, junto con los primeros visitantes a la muestra “Bruma en tránsito”, que ayer se abrió en el centro gijonés: una serie de 17 cuadros en la que la creadora ha canalizado todas las sensaciones que vivió en 2020 durante la cuarentena por covid.

“Los que conozcan la pintura de Marga se quedarán sorprendidos. Ha dejado los colores contundentes y se ha situado entre lavados y vertidos de pigmento. Se refleja un poco la pintura oriental, la pincelada única”, explica Pedro García Durán, comisario de la exposición, que se podrá contemplar en el Museo Barjola de martes a sábado de 11.30 a 13.30 horas y de 17.00 a 20.00 horas, y los domingos y festivos entre las 12.00 y las 14.00 horas. Este trabajo mantiene parte del sello de Sancho, pese a que se trata de su versión más interpretativa y contemplativa. “Sigue siendo una pintura muy contudente, de muchos recursos pictóricos, aunque es la más subjetiva, donde más te puedes abandonar en el cuadro”, añade Durán.

La obra, en la que predominan los tonos grises, deja abierto un atisbo de luz, con una vía de escape en la que Marga Sancho transmite esa sensación de alivio, de que a pesar de la bruma y la incertidumbre en algún momento todo se despejará. “La bruma te transmite esa sensación de que algo terrible te va caer encima, de que está muy pegajoso, pero también te deja esa pensamiento de que no va a llegar abajo. De que te ahoga, pero no te pisa. Un poco como nos pasó con la pandemia”, confiesa la artista ovetense.

“Lo único que veía desde mi ventana era la cola para la farmacia, era una soledad nunca vista”, cuenta sobre el origen de este trabajo, que materializó cuando pudo bajar a su taller y canalizó a través de la pintura sus emociones vividas. “Lo más llamativo, a pesar de ser una obra que surge de la pandemia, es que el espectador se va encontrar con que es solo un marca de referencia. No se ven mascarillas ni ningún recurso común, solo un mensaje para reflexionar”, argumenta el comisario de la obra.

Un recorrido por su trabajo permite divisar una conjunción de tres cuadros, en los que surgen una serie de edificios que parece que se van derrumbando entre la bruma, pero a los que acompañan una ventana de luz que muestra que la vida continúa, que el virus ha dejado tocado ese hábitat, pero invitando a creer en una recuperación de cara al futuro.

“La bruma no es algo que personalmente me molesta, pero en este caso sí que esa bruma densa da la sensación que, aunque te aplaste, también te transmite que la vida tiene que continuar”, reflexiona Marga Sancho.

Otro de sus cuadros evoca la llegada de personas acercándose en barcas a una ciudad, en busca de un refugio. “Durante la pandemia siempre se decía que nos haría cambiar y ser mejores personas. Traté de representar esa gente que llega, no los recibimos de ninguna manera y los echamos a patadas. Me da pena que no haya esa capacidad de compresión para darnos cuenta de lo frágiles y vulnerables que somos”, subraya la pintora ovetense.